Producción Com&Com.
Texto: Equipo de pruebas 25/10/2012. Fotografías Com&Com.
Publicado Octubre 2012
Rf motor: BMW AG Tipo: N47C20A
Un motor a la altura
Sí en el Cooper D ya tenemos un motor que es digno de llevar el apellido "Cooper", en este Cooper SD se logran más méritos aún. Para empezar se trata del motor con más cilindrada de la gama, tomado directamente del banco de órganos mecánicos de BMW; se trata del dos litros con 143 CV presente en los BMW 118d y 318d.
En comparación con el motor del Cooper S, en el Cooper SD encontramos una respuesta más inmediata al acelerador y e incluso la patada inicial es más cotundente que en el motor gasolina. Lo bueno es que esta capacidad de empuje se mantiene casi intacta desde 1.750 rpm. hasta que se llegan a las 4.500 rpm de régimen del motor y el cambio automático se encarga de subir a una marcha superior. Respecto al Cooper S la "fiesta" se acaba 2.000 rpm. antes; el motor de éste tiene menos patada inicial pero se estira durante más régimen.
Si hablamos de sensaciones subjetivas no da la sensación de que el Cooper SD tenga 40 CV menos de potencia que el Cooper S. Ambos tienen una respuesta deportiva y mientras que uno es más impetuoso (Cooper SD) el otro mantiene su buen empuje durante mucho más margen de régimen de giro (Cooper S).
Nuestro Mini no está exento de tecnología para mejorar el rendimiento y a la vez consumir menos. De este modo cuenta con un carter de aluminio para reducir el peso, un turbo de geometría variable, sistema de calado automático, regeneración de energia en las frenadas y desconexión de elementos mecánicos cuando no se utilizan.
De serie se ofrece con una caja de cambios manual de seis velocidades que casa más con el planteamiento deportivo del coche que la automática de idéntico número de relaciones que llevaba nuestra unidad de pruebas. A pesar de no ser de doble embrague realiza los cambios con cierta rapidez pero el aumento de peso que supone montarla y el no llevar levas en el volante la resta puntos en deportividad. Los desarrollos son cortos y lo bueno es favorece las prestaciones sin que el consumo se resienta.
El funcionamiento de la caja de cambios podría mejorarse porque se da pequeños tirones al cambiar de marcha muchas veces y tendremos que estar atentos con el acelerador para mitigarlos, pues a veces resulta un poco brusca en alguna maniobra por debajo de 40 km/h.
Idénticos por fuera
Tanto nuestro Cooper SD como el Cooper S son idénticos por fuera...bueno, si nos ponemos un poco "tiquismiquis" hay una diferencia, que no es otra que la "D" del anagrama trasero "Cooper SD". Cuenta con la característica toma de aire de los motores con turbo en la parte baja del capó y con la otra toma de aire más grande en el faldón delantero.
También encontramos en el soporte de las luces intermitentes el distintivo «S», así como el escape doble situado en el centro del paragolpes trasero. Precísamente en la zona trasera también tenemos un spoiler en la parte superior del portón.
Como una lapa
A estas alturas ya llevamos probados unos cuantos Mini y todavía no para de sorprendernos lo bien que se comportan. Tanto el calibrado de la suspensión como el de la dirección hará las delicias del conductor que va buscando un coche deportivo.
Merece muchísimo la pena equipar el autoblocante opcional porque su acción es totalmente transparente de cara al conductor y puedes salir de las curvas cerradas dando gas a fondo que el coche no se va a desviar ni un milímetro de la trayectoria que le indiquemos con el volante. Simplemente perfecto.
El peso, aunque pueda parecer lo contrario, no influye en el comportamiento respecto al Cooper S porque el Cooper SD pesa tan sólo 10 kg más que su hermano de gasolina. En la práctica no hemos notado ninguna diferencia de comportamiento respecto a este.
Contamos con el botón "Sport" que modifica la dureza de la dirección y la respuesta del acelerador pero, a diferencia del Cooper S, no se modifica el sonido del escape.
