El airbag representa uno de los máximos exponentes de la tecnología moderna aplicada a la seguridad en el automóvil. Su efectividad a la hora de mitigar los efectos de los accidentes más graves de circulación, y con ello reducir el número de muertos debidos a esta causa, es indiscutible. Son miles las personas que siguen vivas gracias al airbag, y así lo acreditan estadísticas y estudios basados en el análisis de accidentes reales, además del propio testimonio de las personas involucradas en dichos accidentes.
Sin embargo, también es cierto que se han detectado numerosos casos de personas que, tras sufrir un accidente en el que el airbag de su coche se ha abierto, han sufrido lesiones debidas a la acción del mismo. En muchos de estos casos las lesiones se deben a una actitud incorrecta del usuario ante el airbag, y pueden evitarse con un conocimiento elemental del funcionamiento de este sistema de retención. Aún así, el estado actual de desarrollo del airbag no es capaz de garantizar la total inocuidad de sus efectos en todos los casos.
Uso junto con el cinturón
Es necesario recalcar que el airbag alcanza su máxima efectividad cuando se emplea junto con el cinturón de seguridad, y de ahí que el airbag también reciba el nombre de sistema de retención suplementario (SRS). De hecho, los vehículos más modernos diseñan ambos dispositivos para actuar combinadamente, y no como dos sistemas independientes.
De cualquier modo, la descalificación del airbag como medio de protección de los ocupantes de un automóvil equivaldría a afirmar, de un modo pueril, que la electricidad es mala porque puede dar calambre. Las ventajas del airbag sobrepasan con diferencia los inconvenientes que de él se puedan derivar y, desde luego, no tener airbag en caso de accidente, no es más seguro que tenerlo. El reconocimiento de la validez del airbag como elemento de seguridad está llevando a la generalización de su uso en cada vez más vehículos de todo tipo, y a la extensión de este concepto de protección a otras modalidades de airbag, que tratan de ofrecer una seguridad global en todo el interior del vehículo.
Salvo el cinturón de seguridad, ningún otro dispositivo de seguridad pasiva tiene un efecto tan drástico en la reducción del coste de mortalidad automovilística como el airbag.
Los airbags están en un continuo proceso de evolución para tratar de solventar los problemas que presentan y mejorar sus prestaciones. Los principales esfuerzos se centran en la definición de unos umbrales de disparo más adecuados, la obtención de una velocidad de despliegue lo menos violenta posible y el desarrollo de nuevos materiales y métodos para la fabricación de la bolsa. La nueva generación de sistemas airbag vendrá marcada por los airbag "inteligentes" que, mediante el uso de la electrónica, serán capaces de detectar y reconocer las distintas condiciones que puedan presentarse en el interior del vehículo, y actuar de forma óptima según las características particulares de cada usuario.
Información facilitada por: Centro Zaragoza
Sin embargo, también es cierto que se han detectado numerosos casos de personas que, tras sufrir un accidente en el que el airbag de su coche se ha abierto, han sufrido lesiones debidas a la acción del mismo. En muchos de estos casos las lesiones se deben a una actitud incorrecta del usuario ante el airbag, y pueden evitarse con un conocimiento elemental del funcionamiento de este sistema de retención. Aún así, el estado actual de desarrollo del airbag no es capaz de garantizar la total inocuidad de sus efectos en todos los casos.
Uso junto con el cinturón
Es necesario recalcar que el airbag alcanza su máxima efectividad cuando se emplea junto con el cinturón de seguridad, y de ahí que el airbag también reciba el nombre de sistema de retención suplementario (SRS). De hecho, los vehículos más modernos diseñan ambos dispositivos para actuar combinadamente, y no como dos sistemas independientes.
De cualquier modo, la descalificación del airbag como medio de protección de los ocupantes de un automóvil equivaldría a afirmar, de un modo pueril, que la electricidad es mala porque puede dar calambre. Las ventajas del airbag sobrepasan con diferencia los inconvenientes que de él se puedan derivar y, desde luego, no tener airbag en caso de accidente, no es más seguro que tenerlo. El reconocimiento de la validez del airbag como elemento de seguridad está llevando a la generalización de su uso en cada vez más vehículos de todo tipo, y a la extensión de este concepto de protección a otras modalidades de airbag, que tratan de ofrecer una seguridad global en todo el interior del vehículo.
Salvo el cinturón de seguridad, ningún otro dispositivo de seguridad pasiva tiene un efecto tan drástico en la reducción del coste de mortalidad automovilística como el airbag.
Los airbags están en un continuo proceso de evolución para tratar de solventar los problemas que presentan y mejorar sus prestaciones. Los principales esfuerzos se centran en la definición de unos umbrales de disparo más adecuados, la obtención de una velocidad de despliegue lo menos violenta posible y el desarrollo de nuevos materiales y métodos para la fabricación de la bolsa. La nueva generación de sistemas airbag vendrá marcada por los airbag "inteligentes" que, mediante el uso de la electrónica, serán capaces de detectar y reconocer las distintas condiciones que puedan presentarse en el interior del vehículo, y actuar de forma óptima según las características particulares de cada usuario.
Información facilitada por: Centro Zaragoza