Cada una de las últimas décadas que hemos vivido en el sector del automóvil
han tenido un elemento que las ha definido: en los 80 era el comienzo de la
introducción de la electrónica, en los 90 lo prestacional, en la primera década
del siglo XXI la seguridad, y en esta década que vamos a empezar sin duda el
protagonismo va a recaer en hacer los vehículos cada más ecológicos y
comprometidos con el medio ambiente.
Entre otras muchas tecnologías que emplea Audi, Clean Diesel se encarga de controlar los gases de escape para que un coche grande, todoterreno y potente, como el Audi Q7, no tenga que ser necesariamente perjudicial con el medio ambiente, ya que estos coches son los que más castigan a la Madre Naturaleza.
Potencia, prestaciones y ecología van de la mano
El motor 3.0 TDI clean diesel que se introdujo a mediados del año pasado,
incorpora una de las tecnologías diesel más limpia del mundo. El Q7 3.0 TDI
clean diesel no sólo cumple con los valores límite de la normativa Euro 6, que
entrará en vigor en el año 2014, sino también con la estricta normativa de gases
de escape ULEV II Bin 5 vigente en los EE.UU.
Este propulsor cuenta con un sistema de inyección common rail perfeccionado, con inyectores piezoeléctricos y 2.000 bar de presión en el sistema, innovadores sensores en la cámara de combustión y un sistema de recirculación de gases de escape de alto rendimiento que ayudan a conseguir una combustión más eficiente y unos niveles de contaminación por gases inferiores.
Los 240 CV del Q7 generan 550 Nm de par en el cigüeñal entre 2.000 y 2.250 rpm. Es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 8,5 segundos y le permiten alcanzar una velocidad máxima de 210 km/h; 216 km/h si se monta la suspensión neumática opcional Adaptive Air Suspension, que a velocidades elevadas reduce la altura de la carrocería, rebajando así la resistencia aerodinámica.
Las emisiones de CO2 del Audi Q7 3.0 TDI Clean Diesel son de 234 gr/km, un valor bastante contenido para un coche como este pero que en un futuro no muy lejano verá reducidos dichos valores con la simple introducción de un sistema de calado automático del motor en las detenciones.
Pero el verdadero valor de la tecnología Clean Diesel es el AdBlue, que reduce las emisiones del óxido de nitrógeno (NoX).
AdBlue: el aditivo que transforma los óxidos de nitrógeno
De los óxidos de nitrógeno residuales en los gases de escape se encarga un
catalizador DeNox. Inmediatamente antes del punto de entrada al catalizador, una
válvula dosificadora inyecta el aditivo AdBlue, que al entrar en contacto con
los gases de escape calientes se transforma en amoníaco.
Con él se mezcla la mayor parte de los óxidos de nitrógeno, disgregándose en nitrógeno y agua. El conductor no tiene que preocuparse de la reserva de aditivo siempre que lo lleve a un concesionario Audi, ya que los mecánicos del concesionario se encargan de llenar el depósito en cada revisión periódica. En caso contrario habrá que estar atentos de rellenar el depósito de AdBlue cada 20.000 kms aproximadamente. La tapa del depósito de AdBlue se encuentra junto a la del depósito de carburante.
Paradójicamente, y aunque pudiera parecer lo contrario, la tecnología Clean Diesel se cobra un peaje con los consumos, siendo ligéramente más elevados que en las versiones que no la equipan. La razón la encontramos en la incoporación de un catalizador adicional.
Las versiones Clean Diesel incorporan un catalizador adicional para reducir las emisiones de oxido de nitrógeno (NoX). Estas emisiones son muy nocivas para el medio ambiente, por lo que al poner un catalizador adicional, éste ejerce una cierta función de "filtro" y hace trabajar un poco más al motor para mantener el nivel de prestaciones y potencia, por lo que suben los consumos ligéramente. Al menos nos quedamos con la conciencia tranquila de saber que los gases que salen por el escape son muchisimo menos perjudiciales que la versión que no equipa esta tecnología.
/Com&Com
MÁS FOTOGRAFÍAS |
Fuente de datos: Dpto. Comunicación |