Tenneco Automotive, a través de su marca Monroe, organizó recientemente en el circuito parisino de Montefontaine (circuito de pruebas habitual de numerosas marcas de automóviles), una prueba con los medios de comunicación europeos similar a la realizada por el TÜV alemán, para demostrar la influencia de los amortiguadores en mal estado en la conducción.
En dichas pruebas, realizadas sobre diferentes vehículos, los periodistas pudimos comprobar los efectos de circular con amortiguadores en mal estado: distancias de frenado más largas, dificultades a la hora de esquivar obstáculos, aumento del riesgo de aquaplaning y de derrape en suelo mojado, peor manejabilidad del vehículo, fatiga de conducción, etc.
Todas las pruebas se realizaron con dos vehículos idénticos, calzados con el mismo tipo de neumáticos, pero uno con amortiguadores Monroe Sensa-Trac Safe-Tech nuevos, y otro con el mismo amortiguador al 50 por 100 de su vida útil (entre 60.000 y 80.000 Km).
Una de las pruebas realizadas, la llamada frenada de emergencia con cambio de carril, simula una frenada de emergencia a 80 Km/h con rápido giro al carril izquierdo al aparecer un obstáculo en el carril derecho. La frenada es continua gracias a que el vehículo va equipado con ABS. Los conos utilizados como obstáculos no se pueden tocar durante la prueba, utilizándose como criterio la distancia más corta de frenado.
En las pruebas realizadas en Montefontaine, tanto en seco (con un vehículo Peugeot 106) como en mojado (con un Volkswagen Golf 2), la distancia de frenado fue altamente superior en el caso de los amortiguadores al 50 por 100, no pudiendo en muchos casos evitar la colisión con el obstáculo artificial colocado al efecto. En la prueba sobre mojado, además pudimos constatar la tendencia del vehículo a sobrevirar y realizar un trompo durante la maniobra de evasión.
En las pruebas realizadas por el TÜV alemán, sobre un Renault Space 2 litros con neumáticos Pirelli P 600 195/60 R 16, la distancia de frenado con amortiguadores nuevos fue de 33,9 metros, mientras que la distancia con amortiguadores desgastados alcanzó la distancia de 37,8 metros, es decir, 3,9 metros más de distancia de frenado, un 11,5 por 100 mas de distancia de frenado y un 29,6 por 100 más de ángulo de inclinación del volante.
En la llamada "prueba del alce" se simula una maniobra evasiva sin tocar el freno ni el acelerador para evitar un obstáculo, pasando al carril izquierdo y regresando posteriormente al carril derecho. El criterio utilizado para evaluar esta prueba es ver cuál es la mayor velocidad de entrada a la que se puede realizar la maniobra evasiva sin tocar los conos.
Las pruebas realizadas por el TÜV dieron como resultado que la velocidad durante la prueba de evasión del obstáculo fue un 12,2 por 100 menor (51,8 Km/h) que cuando se realizó con los amortiguadores en perfecto estado (59 Km/h). Además, a partir de 52 km por hora el monovolumen equipado con amortiguadores desgastados fue incapaz de esquivar el obstáculo.
Este tipo de maniobras evasivas puede parecer un tanto sorprendente, pero son realizadas de continuo en el trafico urbano. Un vehículo sale repentinamente de un aparcamiento, se abre una puerta, un niño sale entre dos coches o un coche frena demasiado tarde en una intersección. Estas escenas se repiten a una velocidad muy similar a las de la prueba (alrededor de 60 Km/h, velocidad máxima en ciudad), y en dichas situaciones sólo unos amortiguadores en perfecto estado pueden prevenir un accidente si la maniobra evasiva se realiza a 59,7 Km/h.
En Montefontaine, Monroe preparó un par de pruebas un poco más subjetivas, relacionadas con las sensaciones y habilidades del conductor. La primera de ellas, de comportamiento en carretera realizado sobre dos Mercedes C180 y con velocidades entre 80 y 120 Km/h, demostró que el comportamiento del vehículo era mucho más errático con amortiguadores al 50 por 100, provocando que el vehículo mostrara un comportamiento subvirador en la toma de curvas a alta velocidad, buscando claramente la escapatoria hacia el exterior de la curva.
La otra prueba de conducción, realizada con un Peugeot 106 sobre una carretera altamente bacheada, demostró una inestabilidad alarmante del vehículo con amortiguadores gastados, haciendo prácticamente imposible mantener la direccionalidad del vehículo a alta velocidad, al no tocar las ruedas prácticamente la superficie del asfalto por estar continuamente botando por efecto de la mala amortiguación.
Carlos Maudes
Enviado Especial
En dichas pruebas, realizadas sobre diferentes vehículos, los periodistas pudimos comprobar los efectos de circular con amortiguadores en mal estado: distancias de frenado más largas, dificultades a la hora de esquivar obstáculos, aumento del riesgo de aquaplaning y de derrape en suelo mojado, peor manejabilidad del vehículo, fatiga de conducción, etc.
Todas las pruebas se realizaron con dos vehículos idénticos, calzados con el mismo tipo de neumáticos, pero uno con amortiguadores Monroe Sensa-Trac Safe-Tech nuevos, y otro con el mismo amortiguador al 50 por 100 de su vida útil (entre 60.000 y 80.000 Km).
Una de las pruebas realizadas, la llamada frenada de emergencia con cambio de carril, simula una frenada de emergencia a 80 Km/h con rápido giro al carril izquierdo al aparecer un obstáculo en el carril derecho. La frenada es continua gracias a que el vehículo va equipado con ABS. Los conos utilizados como obstáculos no se pueden tocar durante la prueba, utilizándose como criterio la distancia más corta de frenado.

En las pruebas realizadas por el TÜV alemán, sobre un Renault Space 2 litros con neumáticos Pirelli P 600 195/60 R 16, la distancia de frenado con amortiguadores nuevos fue de 33,9 metros, mientras que la distancia con amortiguadores desgastados alcanzó la distancia de 37,8 metros, es decir, 3,9 metros más de distancia de frenado, un 11,5 por 100 mas de distancia de frenado y un 29,6 por 100 más de ángulo de inclinación del volante.

Las pruebas realizadas por el TÜV dieron como resultado que la velocidad durante la prueba de evasión del obstáculo fue un 12,2 por 100 menor (51,8 Km/h) que cuando se realizó con los amortiguadores en perfecto estado (59 Km/h). Además, a partir de 52 km por hora el monovolumen equipado con amortiguadores desgastados fue incapaz de esquivar el obstáculo.

En Montefontaine, Monroe preparó un par de pruebas un poco más subjetivas, relacionadas con las sensaciones y habilidades del conductor. La primera de ellas, de comportamiento en carretera realizado sobre dos Mercedes C180 y con velocidades entre 80 y 120 Km/h, demostró que el comportamiento del vehículo era mucho más errático con amortiguadores al 50 por 100, provocando que el vehículo mostrara un comportamiento subvirador en la toma de curvas a alta velocidad, buscando claramente la escapatoria hacia el exterior de la curva.
La otra prueba de conducción, realizada con un Peugeot 106 sobre una carretera altamente bacheada, demostró una inestabilidad alarmante del vehículo con amortiguadores gastados, haciendo prácticamente imposible mantener la direccionalidad del vehículo a alta velocidad, al no tocar las ruedas prácticamente la superficie del asfalto por estar continuamente botando por efecto de la mala amortiguación.
Carlos Maudes
Enviado Especial