La imagen de un Saab 99 de 3 puertas, con sus elegantes llantas de aleación “Inca” y el anagrama “Turbo” luciendo en sus laterales y en la zaga, se ha convertido en todo un icono en el mundo del automóvil. Su aparición marcó el inicio de una nueva era, echando por tierra el mito que equiparaba la potencia con el tamaño de un motor.
Para los estándares actuales, conseguir 145 CV de un motor de 2 litros no parece especialmente impresionante. Pero en 1977, cuando se introdujo el primer turbo, fue considerado poco menos que un hecho notable. Equipado con un turbocompresor, proporcionaba un 23 por ciento más de potencia y una importante ganancia de un 45 por ciento en par. Para alcanzar estas cifras un motor atmosférico convencional tendría que haber sido 50 kg más pesado, con un 50 por ciento más de cilindrada, y el consumo sería un 30 por ciento más elevado.
Bajo el impacto de los altos precios del combustible derivados de la primera crisis del petróleo en 1973, la sobrealimentación era, sin lugar a dudas, la tecnología adecuada en el momento preciso. Proporcionaba grandes dosis de potencia cuando se necesitaba, sin la desventaja de un elevado consumo. Una receta para disfrutar de una conducción divertida adecuada para los tiempos de fiebre ecológica que vivimos hoy en día.
Aunque Saab no inventó el turbo –una distinción que corresponde al ingeniero suizo Alfred J. Büchi, en 1905-, sí fue el primer fabricante de automóviles que popularizó esta tecnología para su utilización en coches de calle. La turboalimentación, al igual que la sobrealimentación, se habían utilizado en motores aeronáuticos y de competición, así como en motores diesel comerciales. Pero hasta la llegada del Saab 99 Turbo, en su aplicación al automóvil esta técnica parecía vedada a unos pocos vehículos exclusivos, series limitadas y modelos muy especiales que era difícil ver circular por las carreteras.
Fue la turboalimentación la que añadió otra dimensión al atractivo de los modelos de Saab, abriéndose a otros mercados al atraer la marca la atención de una mayor cantidad de aficionados. Como reconocido especialista en la materia, Saab continua mejorando y refinando la técnica de la turboalimentación. Los avances en materia de gestión del motor han permitido que los motores turbo de hoy en día ofrezcan una entrega de potencia cada vez más suave y progresiva. Y con turbos cada vez más pequeños pero capaces de girar más rápido, la inmediatez de respuesta al acelerador es tal que prácticamente no existe transición entre el momento en el que el turbocompresor está parado y empieza a soplar con energía.
Se puede decir que con la turboalimentación se inició una nueva era para Saab en el desarrollo de grupos propulsores. Si nos remontamos casi tres décadas hacia atrás, podemos señalar una serie de hitos en el largo camino que ha conducido a Saab al lanzamiento del nuevo 9-3 Aero 2.8V6 Turbo, el equivalente hoy en día al primer 99 Turbo.
1977 1980 1983 La refrigeración incrementa la densidad del aire comprimido para conseguir más potencia y un consumo más favorable al permitir que el combustible sea quemado de forma más eficiente. Por ello se refrigera la corriente de aire caliente que sale del compresor haciéndola pasar por un mini-radiador o un intercambiador de calor aire-aire. 1985 1986 1987 1990 1991 1992 El sistema Trionic utiliza las bujías como sensores de ionización haciendo pasar una fina corriente entre sus electrodos después de cada ignición para medir la calidad de la combustión, y se realizan los ajustes necesarios de forma individual en cada cilindro para optimizar la eficiencia en el funcionamiento. El control electrónico del acelerador y la medición de la masa de aire que entra al colector de admisión se añadieron más tarde. 1995 1996 2002 2004 2005 |
Hoy en día, la mayoría de los fabricantes de automóviles en todo el mundo incluyen motores de gasolina en su gama de modelos. Y la promesa de prestaciones de motor grande con las ventajas en economía de consumo de un motor pequeño continúan resultando atractivas para las sucesivas generaciones de conductores.
Las ventajas de los avanzados sistemas de gestión y control del motor han alcanzado niveles de eficiencia mucho más allá del alcance de los ingenieros hace 30 años. Pero todavía no se ha desarrollado ningún sistema capaz de reemplazar la funcionalidad de un turbocompresor, y el trabajo de Saab es una muestra de que una tecnología de alto nivel proporciona la clave para desarrollar por completo todo su potencial.
2,792 cc. V6. Diámetro 89 mm, Carrera 74,8 mm |
Fuente: Saab