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    Historia del Turbo en Saab

    1 de junio de 2005
    Saab fue la marca pionera en poner a punto la tecnología de la turboalimentación para su aplicación en el panorama automovilístico, y preparó el terreno para su uso en vehículos de producción. Es la piedra angular sobre la cual Saab ha basado su desarrollo en motores, una historia de evolución e innovación técnica que todavía no ha llegado a su punto final.
    Historia del Turbo en Saab

    La imagen de un Saab 99 de 3 puertas, con sus elegantes llantas de aleación “Inca” y el anagrama “Turbo” luciendo en sus laterales y en la zaga, se ha convertido en todo un icono en el mundo del automóvil. Su aparición marcó el inicio de una nueva era, echando por tierra el mito que equiparaba la potencia con el tamaño de un motor.

    Para los estándares actuales, conseguir 145 CV de un motor de 2 litros no parece especialmente impresionante. Pero en 1977, cuando se introdujo el primer turbo, fue considerado poco menos que un hecho notable. Equipado con un turbocompresor, proporcionaba un 23 por ciento más de potencia y una importante ganancia de un 45 por ciento en par. Para alcanzar estas cifras un motor atmosférico convencional tendría que haber sido 50 kg más pesado, con un 50 por ciento más de cilindrada, y el consumo sería un 30 por ciento más elevado.

    Bajo el impacto de los altos precios del combustible derivados de la primera crisis del petróleo en 1973, la sobrealimentación era, sin lugar a dudas, la tecnología adecuada en el momento preciso. Proporcionaba grandes dosis de potencia cuando se necesitaba, sin la desventaja de un elevado consumo. Una receta para disfrutar de una conducción divertida adecuada para los tiempos de fiebre ecológica que vivimos hoy en día.

    Aunque Saab no inventó el turbo –una distinción que corresponde al ingeniero suizo Alfred J. Büchi, en 1905-, sí fue el primer fabricante de automóviles que popularizó esta tecnología para su utilización en coches de calle. La turboalimentación, al igual que la sobrealimentación, se habían utilizado en motores aeronáuticos y de competición, así como en motores diesel comerciales. Pero hasta la llegada del Saab 99 Turbo, en su aplicación al automóvil esta técnica parecía vedada a unos pocos vehículos exclusivos, series limitadas y modelos muy especiales que era difícil ver circular por las carreteras.

    Fue la turboalimentación la que añadió otra dimensión al atractivo de los modelos de Saab, abriéndose a otros mercados al atraer la marca la atención de una mayor cantidad de aficionados. Como reconocido especialista en la materia, Saab continua mejorando y refinando la técnica de la turboalimentación. Los avances en materia de gestión del motor han permitido que los motores turbo de hoy en día ofrezcan una entrega de potencia cada vez más suave y progresiva. Y con turbos cada vez más pequeños pero capaces de girar más rápido, la inmediatez de respuesta al acelerador es tal que prácticamente no existe transición entre el momento en el que el turbocompresor está parado y empieza a soplar con energía.

    Se puede decir que con la turboalimentación se inició una nueva era para Saab en el desarrollo de grupos propulsores. Si nos remontamos casi tres décadas hacia atrás, podemos señalar una serie de hitos en el largo camino que ha conducido a Saab al lanzamiento del nuevo 9-3 Aero 2.8V6 Turbo, el equivalente hoy en día al primer 99 Turbo.

    1977
    El primer Saab 99 Turbo utiliza una válvula “wastegate” desarrollada por Saab para controlar la sobrepresión. Se trataba de una válvula de descarga diseñada para dejar escapar parte de los gases de escape si la presión amenazaba con superar el nivel máximo de seguridad preestablecido, previniendo así la posibilidad de ocasionar daños a la estructura del motor. En la actualidad, esta válvula es un “by-pass” en miniatura integrado en la carcasa del turbocompresor.

    1980
    Se presenta el sistema APC (Automatic Performance Control) para proteger al motor del perjudicial fenómeno de “picado”, provocado por un encendido prematuro debido a las enormes variaciones en la calidad del combustible en esos tiempos. Un sensor acústico detecta el inicio de la aparición del picado y la presión del turbo se reduce de forma inmediata en la proporción necesaria. La proporción ofrecida por el sistema APC también permite a los ingenieros mayor libertad para incrementar la relación de compresión de los motores turboalimentados.

    1983
    Con la introducción de una culata con 16 válvulas y doble árbol de levas en sustitución de la culata monoárbol con sólo 8 válvulas se avanzó un paso más en cuanto a potencia y prestaciones. Una respiración del motor revisada y con cámaras de combustión más eficientes ayudaron a elevar la potencia desde los 145 hasta 165 CV (para llegar más tarde a los 175/185 CV en las versiones Aero) y el par de 235 a 273 Nm.

    La refrigeración incrementa la densidad del aire comprimido para conseguir más potencia y un consumo más favorable al permitir que el combustible sea quemado de forma más eficiente. Por ello se refrigera la corriente de aire caliente que sale del compresor haciéndola pasar por un mini-radiador o un intercambiador de calor aire-aire.

    1985
    Se introduce el sistema de encendido directo SDI (Saab Direct Ignition). El distribuidor, los platinos y las bujías se sustituyen por conjuntos individuales para cada cilindro que integran el encendido computerizado, la bujía y su propia bobina, lo cual elimina las partes móviles y permite voltajes más altos para aprovechar las nuevas generaciones de bujías, proporcionando mejores prestaciones.

    1986
    La fiabilidad de los motores turbo queda demostrada en una prueba de resistencia “non-stop” a alta velocidad con tres Saab 9000 Turbo de serie en la pista de Talladega, en los Estados Unidos. Parando únicamente para repostar, asistencia y cambio de pilotos, se cubren 100.000 kilómetros con un promedio de velocidad de 213 km/h.

    1987
    Se introducen los turbocompresores refrigerados por agua, lo que previene el riesgo de daño por sobrecalentamiento. Una camisa de agua alrededor de la carcasa del turbocompresor elimina la posibilidad de que el lubricante alcance temperaturas lo suficientemente elevadas como para que queden depósitos de carbonilla en los rodamientos del eje del turbo una vez que se desconecta el motor.

    1990
    Se lanza un turbocompresor de bajo soplado (LPT) en el Saab 900. Funcionando con una ligera presión de soplado de 0.45 bares, este motor de 145 CV ofrece altas cifras de par por debajo de 2.000 rpm sin los cambios de respuesta típicos de los motores con turbo de alto soplado. Su respuesta al acelerador más suave y progresiva atrae a un gran número de conductores. La ausencia –por primera vez- del indicador de soplado del turbo en la instrumentación es una muestra de que Saab ya considera el turbocompresor como un componente normal del motor del vehículo.

    1991
    Se añade a la gama Saab 9000 un motor de 2,3 litros turboalimentado con culata de 16 válvulas y doble árbol de levas en cabeza. Equipado además con árboles de equilibrado contrarrotantes para una mayor suavidad de funcionamiento, este nuevo motor proporciona 200 CV y una sorprendente curva de par, elevada y plana, con un sobresaliente registro: 330 Nm desde apenas 2.000 rpm.

    1992
    Saab presenta un sistema de gestión del motor de desarrollo propio, denominado Trionic. Integrando el control del encendido, de la inyección y de la presión de soplado del turbo, el Trionic supera las prestaciones del sistema SDI. El software de Saab está entre los más sofisticados del mundo, utilizando un procesador de 32 bits capaz de realizar dos millones de operaciones por segundo.

    El sistema Trionic utiliza las bujías como sensores de ionización haciendo pasar una fina corriente entre sus electrodos después de cada ignición para medir la calidad de la combustión, y se realizan los ajustes necesarios de forma individual en cada cilindro para optimizar la eficiencia en el funcionamiento. El control electrónico del acelerador y la medición de la masa de aire que entra al colector de admisión se añadieron más tarde.

    1995
    Saab anuncia el primer motor del mundo con turboalimentación asimétrica. El turbocompresor se monta sólo para la bancada delantera de un motor V6 de 3 litros instalado transversalmente, pero suministra presión de soplado a las dos filas de cilindros. El turbo, de bajo soplado, es muy pequeño y está integrado en el colector de escape para conseguir mayor compacidad. El motor rinde un 30 por ciento más de par, lo cual permite una sorprendente capacidad de respuesta, así como la utilización de marchas largas para reducir el consumo de combustible.

    1996
    Saab regresa a la pista de alta velocidad de Talladega, en los Estados Unidos, para batir más records de velocidad y resistencia con vehículos de producción. Cubriendo distancias de más de 40.000 km (25.000 millas), el Saab 900 Turbo mantiene una media de velocidad de 226,450 km/h.

    2002
    Se lanza una nueva generación de motores de aluminio turboalimentados en el Saab 9-3 Sport Sedan. El turbo está ahora montado en el interior, por detrás del motor, que va instalado transversalmente, para permitir así un calentamiento más rápido del primer catalizador, y reducir las emisiones tras el arranque en frío. El sistema de gestión Trionic 8 añade más funciones: control de temperatura y par motor.

    2004
    Saab anuncia el desarrollo de un motor turbo 2.0 BioPower capaz de funcionar con mezcla de etanol (E85), una fuente de energía renovable, o gasolina en cualquier proporción. El sistema de gestión del motor está programado para adaptarse de forma automática a los diferentes requerimientos en cuanto a encendido y mezcla de aire/combustible que requiere el etanol.

    2005
    Presentación de un nuevo motor Turbo 2.8 V6 de aluminio con un único turbo montado en el centro de la V que anuncia 250 CV y un par máximo de 350 Nm entre 2.000 y 4.500 rpm. El turbocompresor recibe alimentación de los gases de escape por dos conductos, uno de cada bancada de cilindros, para separar los pulsos y mejorar la corriente de gas, reduciendo la energía que se pierde y elevando la eficiencia. La respiración del motor se beneficia de un sistema de distribución variable, combinado con la turboalimentación por primera vez.

    Hoy en día, la mayoría de los fabricantes de automóviles en todo el mundo incluyen motores de gasolina en su gama de modelos. Y la promesa de prestaciones de motor grande con las ventajas en economía de consumo de un motor pequeño continúan resultando atractivas para las sucesivas generaciones de conductores.

    Las ventajas de los avanzados sistemas de gestión y control del motor han alcanzado niveles de eficiencia mucho más allá del alcance de los ingenieros hace 30 años. Pero todavía no se ha desarrollado ningún sistema capaz de reemplazar la funcionalidad de un turbocompresor, y el trabajo de Saab es una muestra de que una tecnología de alto nivel proporciona la clave para desarrollar por completo todo su potencial.

    Saab 9-3 Sport Sedan Aero 2.8V6T: Características Técnicas y Prestaciones

    2,792 cc. V6. Diámetro 89 mm, Carrera 74,8 mm
    Culata y bloque de aluminio. Turbocompresor de doble entrada. Intercooler. DOHC,
    24-válvulas. Sincronización variable de las válvulas de admisión. Volante motor de doble masa.
    Presión de soplado máximo del turbo: 0.6 bar
    Relación de Compresión: 9.5:1
    Gestión electrónica Bosch Motronic de 32 bit. Encendido directo con una bobina sobre cada bujía.
    Potencia Máxima: 250 CV (184 kW) a 5.500 rpm
    Par Máximo: 350 Nm a 2.000 – 4.500 rpm

    Fuente: Saab

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