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    Cadenas de nieve, el seguro para el invierno

    1 de enero de 2000
    Cuando llega el invierno y la climatología comienza a hacer estragos en las carreteras, las cadenas de nieve constituyen un elemento de seguridad imprescindible en el automóvil.
    Cadenas de nieve, el seguro para el invierno
    Ante una intensa nevada o con presencia de placas de hielo en la calzada, tan sólo existen dos fórmulas para garantizar la seguridad del automóvil: unos neumáticos M+S (Mud+Snow, es decir, barro más nieve) susceptibles de poder incorporar clavos de tungsteno, y unas cadenas de nieve.

    Sin embargo, el actual reglamento de circulación español prohíbe expresamente la utilización de clavos de tungsteno, ya que deteriora el pavimento sin nieve, por lo que la utilización de neumáticos M+S se puede quedar un poco corta ante climatologías extremadamente adversas, y además, este tipo de neumáticos sufren un desgaste acelerado sobre pavimentos secos o en presencia de altas temperaturas, lo que obliga a disponer de dos juegos completos de cubiertas, una para verano y otra para invierno, que no todo el mundo está dispuesto a tener.

    Por tanto, la solución más rápida, lógica y barata son un buen juego de cadenas de nieve.

    Elección

    Para poder elegir unas cadenas adecuadas a cada necesidad es muy importante conocer sus principales características técnicas, para poder decidir cuál es la más conveniente.

    Hay cuatro factores fundamentales a la hora de la elección de una buena cadena de nieve: la tracción que proporcionan, la calidad de fabricación, la facilidad de montaje y el precio.

    Cadena TradicionalEvidentemente, el factor primordial en una cadena es la tracción que proporciona sobre todo tipo de calzadas cubiertas de nieve o hielo. La capacidad de tracción viene determinada por el diseño de la misma. Actualmente, existen diferentes tipos de cadenas de acero, como las de huella en escalera, en forma de "Y", las de rombo, rombo asimétrico, con o sin rompehielos, las de palas, las de malla, etc.

    Básicamente, existen dos tipos de cadena de nieve: la "tradicional" de eslabones, y la de pala. La "tradicional" es una cadena formada por un número limitado de eslabones, que se coloca alrededor del neumático mediante diferentes sistemas para que éste disponga de la suficiente tracción.

    La cadena de palas en realidad no es una cadena, sino un armazón de diferentes materiales de alta resistencia, al que se acoplan en la pala o zona que coincide con la banda de rodadura del neumático los eslabones de la cadena o los clavos para asegurar la tracción. Tiene la ventaja de una gran facilidad de montaje, pero ocupa mucho sitio en el maletero y su precio es casi 3 veces superior a las de rombo con aro interior flexible (gama alta + rompehielo).

    Cada una de ellas ofrece una diferente capacidad de tracción, direccionalidad y frenada. Por tanto, la valoración y elección deberá estar en función de las condiciones de utilización: zonas habituales de uso llanas o montañosas, el tipo de vehículo en el que se vayan a utilizar (peso, tracción delantera, trasera ó 4x4, potencia del motor, etc).

    MárgenesHay que resaltar que algunos vehículos no disponen de espacio suficiente en el interior del paso de rueda para la instalación de todo tipo de cadenas de nieve, por lo que habrá que recurrir a aquellas que se apliquen sólo desde el exterior (del tipo de pala o malla, o un nuevo tipo de cadena "tradicional" cuyos eslabones fabricados en aceros de alta calidad tienen tan sólo 9 mm de grosor, lo que permite su utilización en estos vehículos sin perder ninguna de sus prestaciones.

    La calidad de fabricación es otro de los factores primordiales a la hora de considerar una cadena de nieve. El tipo de material y sus tratamientos, la fabricación de los eslabones, su diámetro y su acabado (con o sin soldadura), los sistemas de cierre y sus accesorios, etc; influyen directamente en la duración de una cadena. Por tanto, hay que evaluar de nuevo las condiciones de utilización a la hora de aconsejar una determinada cadena.

    Una fórmula que asegura en gran medida la calidad de una buena cadena de nieve es su homologación por alguna entidad de reconocida garantía, como es el caso del TÜV alemán.

    Embalaje y uso

    Otro factor importante para el usuario es el tipo de embalaje en el que están contenidas las cadenas: debe ser cómodo, práctico y fuerte, ya que el usuario valorará mucho que las cadenas ocupen poco espacio y que no ensucien su maletero. Otro ratio importante a la hora de valorar una cadena de nieve es su facilidad de montaje. Existen básicamente dos sistemas: el modelo antiguo y el moderno.

    El modelo antiguo es aquel en el que la cadena se sitúa en el suelo frente al vehículo, que debe ser movido hasta situarse encima, momento en el que se engancha la cadena, primero por dentro y después por fuera. Es un sistema algo lento, sucio y requiere cierta habilidad.

    El sistema moderno es aquel en el que la cadena incorpora un aro interior flexible, que se engancha desde el exterior, antes de posicionarlo detrás de la rueda, procediéndose después a cerrar las dos semi-partes exteriores (una fija y otra que es la que se tensa) con o sin trinqueta. Es más rápido y fácil, pero requiere un ensayo o entrenamiento previo en condiciones normales para aprender los pasos y las partes de la cadena.

    Además, existe otro tipo de cadenas de montaje ultrarrápido, las denominadas de pala que mencionábamos anteriormente, pero que requieren de un pre-montaje en los tornillos de rueda (en los que queda alojada la pieza durante todo el invierno). Sin embargo, una vez realizado éste, el montaje final es rápido, limpio y no hay que poner las manos en el interior de las ruedas.

    Por último, está el factor precio, que varía mucho entre unos tipos u otros de cadena, pero que no es ni mucho menos el más importante, sobre todo en un elemento de seguridad como es el caso de la cadena de nieve en condiciones de climatología adversa.

    Pasos a seguirMontaje de una cadena de nieve

    El montaje de una moderna cadena de nieve es sencillo, pero requiere de una cierta práctica, ya que sino corresmos del riesgo de descubrir, en el momento más inapropiado, un amasijo de eslabones difícilmente desenredables.

    Para facilitar la comprensión de las fases de montaje puedes guiarte por las imágenes animadas que verás en la ilustración adjunta.

    Fuente: Carlos Maudes y Dpt.Tec.Rotex
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