Por lo tanto, es el conductor del vehículo quien debe tomar conciencia de la importancia que para la seguridad vial tiene el correcto mantenimiento de su vehículo y acudir periódicamente al taller para verificar en qué estado se encuentran determinados elementos, cuyo correcto funcionamiento puede evitar accidentes.
La Asociación de Talleres de Madrid, Asetra, nos ofrece una serie de útiles consejos a los conductores de cara al mantenimiento del vehículo en invierno:
Entre los elementos del vehículo cuya adecuada conservación se hace si cabe más importante en otoño, con la amenaza de lluvias y nieblas, sin contar las posibles primeras nevadas y heladas, están los neumáticos, los amortiguadores, los frenos, los sistemas de iluminación y la climatización entre otros.
Los neumáticos
El agarre del neumático sobre la calzada se reduce de forma considerable cuando humedad, lluvia, nieve o hielo hacen su aparición. Comprobar el estado de los neumáticos es de vital importancia al ser el único contacto entre el vehículo y la calzada, y que por tanto, que nos permite avanzar, frenar y mantener la trayectoria deseada.
Es fundamental revisar el estado de la escultura (dibujo) del neumático, que no debe presentar desgastes anormales y ha de mantener una profundidad mínima en toda su superficie de 1,6 mm., y mejor de 2,5 mm. Cuanto menor es la profundidad del dibujo, peor evacua el agua de la calzada y más delicado es el agarre del vehículo sobre el pavimento.
¡Ojo a las presiones de los neumáticos! Una presión incorrecta, que suele ser casi siempre más baja de la recomendada, produce un agarre del neumático más crítico, especialmente sobre la calzada mojada. Una presión inferior a la correcta cierra los canales de drenaje que presenta el neumático en su banda de rodadura y dificultan la evacuación del agua. Si a esto unimos una escasa profundidad del dibujo....... tenemos el accidente casi garantizado.
Es importante también comprobar la alineación (geometría) de las ruedas. Así aseguramos el correcto trabajo del neumático, con un mayor agarre y mejor direccionalidad del vehículo. En suma, una conducción más segura.
Los amortiguadores
Los amortiguadores gastados afectan negativamente a la estabilidad del vehículo, aumentan las distancias de frenado y hacen más difícil mantener la trayectoria deseada. Todos estos factores se ven agravados cuando circulamos sobre un pavimento con baja adherencia, por lo que es aún más importante contar con unos amortiguadores en perfecto estado en esta época del año.
Resulta difícil para un conductor medio detectar el deterioro de los amortiguadores, por lo que es recomendable encargar al taller su revisión con maquinaria específica cada 20.000 Km, tal y como recomiendan los fabricantes.
Los frenos
Los frenos, también necesitan revisiones periódicas para detener el vehículo en momentos críticos, donde una frenada eficaz puede evitar un siniestro.
Si un pavimento húmedo o mojado aumenta la distancia de frenado y nosotros añadimos pastillas y discos desgastados, pérdidas de líquido o disminución de sus características físicas por envejecimiento, eficacia de frenado diferente en cada lado del vehículo por reglajes inadecuados o incluso peligro de bloqueo de alguna rueda, el accidente está servido.
Para circular con la mayor seguridad en caso de lluvia, debemos encargar al taller que revise nuestros frenos, poniendo especial atención en:
- El estado de las pastillas y discos, ya que un excesivo desgaste de estos elementos disminuye su eficacia y aumenta la distancia de frenado.
- La bomba, tuberías y bombines, con la finalidad de detectar pérdidas de líquido de frenos que de producirse, llegarían a dejarnos sin posibilidad de detener el vehículo.
- Revisar el nivel del líquido de frenos y su posible pérdida de eficacia por envejecimiento, rellenando o sustituyéndolo cuando lo recomienda el fabricante. Un líquido de frenos ?pasado de fecha? pierde muchas de sus características físicas, absorbe humedad y propicia la formación de burbujas en el circuito, una anomalía que produce un tacto esponjoso en el pedal además de una deficiente frenada.
La dirección
Guiar un vehículo sobre el asfalto supone un trabajo complejo y delicado para los órganos de dirección, sobre todo si se suman elementos adversos como un fuerte viento o un piso deslizante.
La dirección es un mecanismo de precisión y en tales circunstancias es esencial que funcione perfectamente, sin holguras ni otros defectos mecánicos provocados por desgaste o accidente. La gran mayoría de los sistemas de dirección actuales cuentan con asistencias hidráulicas, por lo que suelen entran en escena líquidos y poleas que también requieren atención
La iluminación
Ver bien y ser vistos es esencial a la hora de circular con un vehículo. Cuando los faros no iluminan de forma correcta la carretera, una situación que se agrava si hay niebla, lluvia o nieve, estamos poniendo en juego nuestra seguridad y la de otros usuarios.
El sistema de iluminación, y por extensión el de señalización, puede presentar una serie de anomalías que es obligado verificar:
- El reglaje de los faros, para que repartan su haz de forma adecuada sobre la calzada y para evitar el deslumbramiento de los conductores que vienen de frente.
- El envejecimiento de lámparas y ópticas, que reduce el nivel lumínico y el alcance, lo que obliga a forzar la vista con la consiguiente fatiga, causa de más de un accidente.
En invierno requieren una especial atención las luces de niebla, tanto traseras, ya obligatorias, como delanteras en el caso de que el vehículo disponga de ellas. Y recuerde que estos sistemas de iluminación especiales tan sólo deben utilizarse en condiciones de niebla, lluvia o nieve intensas. En otros casos pueden molestar a los demás conductores.
Los limpiaparabrisas
Insistiendo en la importancia de la visibilidad, especialmente en condiciones invernales, no podemos olvidar que tanto los limpiaparabrisas como el líquido lavaparabrisas cumplen una función esencial.
Las raquetas limpiaparabrisas gastadas dejan marcas sobre los cristales que, especialmente a contraluz y con la iluminación nocturna, dificultan mucho la visión. La falta de líquido lavaparabrisas puede ponernos también en apuros en algunas ocasiones.
El hielo daña las raquetas, pues suele pegarlas al cristal y, si tratamos de despegarlas para hacerles funcionar, nos exponemos a dejar una parte adherida a la superficie helada. Si se prevé nieve o hielo, es mejor dejarlas levantadas alta el momento de poner en marcha el vehículo. ¡Ojo al líquido! Si sólo ponemos agua, se puede congelar y romper depósito o conductos. Un poco de detergente especial para cristales lo evita y mejora su rendimiento.
La calefacción y el A/A
Aunque al hablar de aire acondicionado pensamos ante todo en los calores veraniegos, este equipamiento o la más humilde calefacción del vehículo juegan un importante papel en invierno. No sólo es importante contar con un adecuado grado de confort, sino con un sistema de desempañado eficaz y rápido que nos permita circular en las mejores condiciones de visibilidad.
La batería y el sistema de arranque
¿Quién no se ha desesperado alguna vez cuando su coche no arrancaba para ir a trabajar?.
Las condiciones invernales exigen un mayor esfuerzo a las baterías y al sistema de arranque en general. Proteger los bornes, comprobar el nivel y calidad del electrolito, y asegurarse del buen funcionamiento de los calentadores en los motores diesel, nos evitará disgustos mañaneros.
La refrigeración y el aceite
La calidad y el nivel correcto del líquido refrigerante son esenciales para evitar disgustos invernales. El uso del vehículo y el tiempo degradan las propiedades anticongelantes de estos líquidos, por lo que es necesario cambiarlos de acuerdo con las instrucciones del fabricante. Otro tanto podemos decir de los aceites lubricantes, que, ya puestos, conviene hacer revisar y sustituir en su caso.
La Asociación de Talleres de Madrid, Asetra, nos ofrece una serie de útiles consejos a los conductores de cara al mantenimiento del vehículo en invierno:
Entre los elementos del vehículo cuya adecuada conservación se hace si cabe más importante en otoño, con la amenaza de lluvias y nieblas, sin contar las posibles primeras nevadas y heladas, están los neumáticos, los amortiguadores, los frenos, los sistemas de iluminación y la climatización entre otros.
Los neumáticos
El agarre del neumático sobre la calzada se reduce de forma considerable cuando humedad, lluvia, nieve o hielo hacen su aparición. Comprobar el estado de los neumáticos es de vital importancia al ser el único contacto entre el vehículo y la calzada, y que por tanto, que nos permite avanzar, frenar y mantener la trayectoria deseada.
Es fundamental revisar el estado de la escultura (dibujo) del neumático, que no debe presentar desgastes anormales y ha de mantener una profundidad mínima en toda su superficie de 1,6 mm., y mejor de 2,5 mm. Cuanto menor es la profundidad del dibujo, peor evacua el agua de la calzada y más delicado es el agarre del vehículo sobre el pavimento.
¡Ojo a las presiones de los neumáticos! Una presión incorrecta, que suele ser casi siempre más baja de la recomendada, produce un agarre del neumático más crítico, especialmente sobre la calzada mojada. Una presión inferior a la correcta cierra los canales de drenaje que presenta el neumático en su banda de rodadura y dificultan la evacuación del agua. Si a esto unimos una escasa profundidad del dibujo....... tenemos el accidente casi garantizado.
Es importante también comprobar la alineación (geometría) de las ruedas. Así aseguramos el correcto trabajo del neumático, con un mayor agarre y mejor direccionalidad del vehículo. En suma, una conducción más segura.
Los amortiguadores
Los amortiguadores gastados afectan negativamente a la estabilidad del vehículo, aumentan las distancias de frenado y hacen más difícil mantener la trayectoria deseada. Todos estos factores se ven agravados cuando circulamos sobre un pavimento con baja adherencia, por lo que es aún más importante contar con unos amortiguadores en perfecto estado en esta época del año.
Resulta difícil para un conductor medio detectar el deterioro de los amortiguadores, por lo que es recomendable encargar al taller su revisión con maquinaria específica cada 20.000 Km, tal y como recomiendan los fabricantes.
Los frenos
Los frenos, también necesitan revisiones periódicas para detener el vehículo en momentos críticos, donde una frenada eficaz puede evitar un siniestro.
Si un pavimento húmedo o mojado aumenta la distancia de frenado y nosotros añadimos pastillas y discos desgastados, pérdidas de líquido o disminución de sus características físicas por envejecimiento, eficacia de frenado diferente en cada lado del vehículo por reglajes inadecuados o incluso peligro de bloqueo de alguna rueda, el accidente está servido.
Para circular con la mayor seguridad en caso de lluvia, debemos encargar al taller que revise nuestros frenos, poniendo especial atención en:
- El estado de las pastillas y discos, ya que un excesivo desgaste de estos elementos disminuye su eficacia y aumenta la distancia de frenado.
- La bomba, tuberías y bombines, con la finalidad de detectar pérdidas de líquido de frenos que de producirse, llegarían a dejarnos sin posibilidad de detener el vehículo.
- Revisar el nivel del líquido de frenos y su posible pérdida de eficacia por envejecimiento, rellenando o sustituyéndolo cuando lo recomienda el fabricante. Un líquido de frenos ?pasado de fecha? pierde muchas de sus características físicas, absorbe humedad y propicia la formación de burbujas en el circuito, una anomalía que produce un tacto esponjoso en el pedal además de una deficiente frenada.
La dirección
Guiar un vehículo sobre el asfalto supone un trabajo complejo y delicado para los órganos de dirección, sobre todo si se suman elementos adversos como un fuerte viento o un piso deslizante.
La dirección es un mecanismo de precisión y en tales circunstancias es esencial que funcione perfectamente, sin holguras ni otros defectos mecánicos provocados por desgaste o accidente. La gran mayoría de los sistemas de dirección actuales cuentan con asistencias hidráulicas, por lo que suelen entran en escena líquidos y poleas que también requieren atención
La iluminación
Ver bien y ser vistos es esencial a la hora de circular con un vehículo. Cuando los faros no iluminan de forma correcta la carretera, una situación que se agrava si hay niebla, lluvia o nieve, estamos poniendo en juego nuestra seguridad y la de otros usuarios.
El sistema de iluminación, y por extensión el de señalización, puede presentar una serie de anomalías que es obligado verificar:
- El reglaje de los faros, para que repartan su haz de forma adecuada sobre la calzada y para evitar el deslumbramiento de los conductores que vienen de frente.
- El envejecimiento de lámparas y ópticas, que reduce el nivel lumínico y el alcance, lo que obliga a forzar la vista con la consiguiente fatiga, causa de más de un accidente.
En invierno requieren una especial atención las luces de niebla, tanto traseras, ya obligatorias, como delanteras en el caso de que el vehículo disponga de ellas. Y recuerde que estos sistemas de iluminación especiales tan sólo deben utilizarse en condiciones de niebla, lluvia o nieve intensas. En otros casos pueden molestar a los demás conductores.
Los limpiaparabrisas
Insistiendo en la importancia de la visibilidad, especialmente en condiciones invernales, no podemos olvidar que tanto los limpiaparabrisas como el líquido lavaparabrisas cumplen una función esencial.
Las raquetas limpiaparabrisas gastadas dejan marcas sobre los cristales que, especialmente a contraluz y con la iluminación nocturna, dificultan mucho la visión. La falta de líquido lavaparabrisas puede ponernos también en apuros en algunas ocasiones.
El hielo daña las raquetas, pues suele pegarlas al cristal y, si tratamos de despegarlas para hacerles funcionar, nos exponemos a dejar una parte adherida a la superficie helada. Si se prevé nieve o hielo, es mejor dejarlas levantadas alta el momento de poner en marcha el vehículo. ¡Ojo al líquido! Si sólo ponemos agua, se puede congelar y romper depósito o conductos. Un poco de detergente especial para cristales lo evita y mejora su rendimiento.
La calefacción y el A/A
Aunque al hablar de aire acondicionado pensamos ante todo en los calores veraniegos, este equipamiento o la más humilde calefacción del vehículo juegan un importante papel en invierno. No sólo es importante contar con un adecuado grado de confort, sino con un sistema de desempañado eficaz y rápido que nos permita circular en las mejores condiciones de visibilidad.
La batería y el sistema de arranque
¿Quién no se ha desesperado alguna vez cuando su coche no arrancaba para ir a trabajar?.
Las condiciones invernales exigen un mayor esfuerzo a las baterías y al sistema de arranque en general. Proteger los bornes, comprobar el nivel y calidad del electrolito, y asegurarse del buen funcionamiento de los calentadores en los motores diesel, nos evitará disgustos mañaneros.
La refrigeración y el aceite
La calidad y el nivel correcto del líquido refrigerante son esenciales para evitar disgustos invernales. El uso del vehículo y el tiempo degradan las propiedades anticongelantes de estos líquidos, por lo que es necesario cambiarlos de acuerdo con las instrucciones del fabricante. Otro tanto podemos decir de los aceites lubricantes, que, ya puestos, conviene hacer revisar y sustituir en su caso.