No sólo no es recomendable, sino que, al igual que ocurre con el alcohol y otro tipo de drogas, también está prohibido conducir tras haber ingerido medicamentos que "alteren el estado físico o mental" (art.27 del Reglamento de Circulación) y esta infracción se considera grave. La misma Dirección General de Tráfico advierte que el 10% de los accidentes pueden producirse por los efectos negativos de algún fármaco.
Son los propios laboratorios farmacológicos quienes realizan las pruebas para comprobar los efectos de sus preparados sobre la conducción, incluso con simuladores de las condiciones reales de tráfico. Dependiendo de los resultados, los medicamentos se clasifican en tres grupos: "improbablemente productos de efectos sobre la capacidad de conducir", "efectos menores o moderados" y "efectos graves o peligrosos".
El desconocimiento y la ignorancia de los conductores son los enemigos a los que se enfrentan las autoridades. Más aún teniendo en cuenta que una cuarta parte de ellos reconoce tomar medicamentos de forma permanente, según un estudio realizado en varios centros de reconocimiento. "Preparados tan habituales como el Gelocatil, la Aspirina o el Desenfriol pueden deteriorar la capacidad de conducir", afirma la DGT.
Prevenir
Los médicos han sido los destinatarios de una de las iniciativas de Tráfico. El Libro "Medicamentos y Conducción: Guía de prescripción farmacológica" trata de concienciar a estos profesionales sobre la importancia de los efectos de los fármacos en la conducción. En otros países se va más allá: los farmacéuticos de Holanda son advertidos por un ordenador de estos peligros; y en Francia y el norte de Europa, lo hace un dibujo en la caja del medicamento.
Si vamos a conducir, consultar al médico y al farmacéutico y leer el prospecto son las tareas que debemos hacer antes de tomar cualquier medicamento. No nos afectan a todos por igual, influyen varios factores, como la edad, la sensibilidad a determinadas sustancias, el estado físico y psíquico, la dosis?
Automedicación
Lo peor que podemos hacer cuando nos encontramos mal es automedicarnos. Tomando fármacos sin receta médica podemos lograr aliviar las dolencias, pero también corremos otros riesgos añadidos al desconocer cómo repercutirán sobre nuestras actividades, una de ellas, circular con el vehículo.
El alcohol constituye por sí mismo un factores que incrementa la posibilidad de sufrir un accidente, pero el triángulo alcohol-medicamentos-volante se convierte en un peligro mortal. Los efectos perniciosos de las bebidas alcohólicas no sólo se suman a los de los fármacos, si no que, además, los potencias. Estas conductas son bastante frecuentes en nuestras carreteras. La DGT lo demuestra en un estudio: la fatal combinación alcochol-medicamentos con otras drogas está presente en cerca del 4% de las muertes por accidente; en un 3% los medicamentos se habían mezclado con drogas; y en un 1,5%, con alcohol.
Si los estornudos o la tos son muy molestos durante la conducción, la somnolencia o la pérdida de reflejos provocados por medicamentos para evitarlos son, además, peligrosas. A veces, "circular con precaución" no basta, y lo mejor es no coger el coche. La conducción exige un perfecto estado físico y psíquico, y los medicamentos no siempre lo garantizan.
Fuente: Revista Autoescuela
Son los propios laboratorios farmacológicos quienes realizan las pruebas para comprobar los efectos de sus preparados sobre la conducción, incluso con simuladores de las condiciones reales de tráfico. Dependiendo de los resultados, los medicamentos se clasifican en tres grupos: "improbablemente productos de efectos sobre la capacidad de conducir", "efectos menores o moderados" y "efectos graves o peligrosos".
El desconocimiento y la ignorancia de los conductores son los enemigos a los que se enfrentan las autoridades. Más aún teniendo en cuenta que una cuarta parte de ellos reconoce tomar medicamentos de forma permanente, según un estudio realizado en varios centros de reconocimiento. "Preparados tan habituales como el Gelocatil, la Aspirina o el Desenfriol pueden deteriorar la capacidad de conducir", afirma la DGT.
Prevenir

Si vamos a conducir, consultar al médico y al farmacéutico y leer el prospecto son las tareas que debemos hacer antes de tomar cualquier medicamento. No nos afectan a todos por igual, influyen varios factores, como la edad, la sensibilidad a determinadas sustancias, el estado físico y psíquico, la dosis?
Automedicación
Lo peor que podemos hacer cuando nos encontramos mal es automedicarnos. Tomando fármacos sin receta médica podemos lograr aliviar las dolencias, pero también corremos otros riesgos añadidos al desconocer cómo repercutirán sobre nuestras actividades, una de ellas, circular con el vehículo.
El alcohol constituye por sí mismo un factores que incrementa la posibilidad de sufrir un accidente, pero el triángulo alcohol-medicamentos-volante se convierte en un peligro mortal. Los efectos perniciosos de las bebidas alcohólicas no sólo se suman a los de los fármacos, si no que, además, los potencias. Estas conductas son bastante frecuentes en nuestras carreteras. La DGT lo demuestra en un estudio: la fatal combinación alcochol-medicamentos con otras drogas está presente en cerca del 4% de las muertes por accidente; en un 3% los medicamentos se habían mezclado con drogas; y en un 1,5%, con alcohol.
Si los estornudos o la tos son muy molestos durante la conducción, la somnolencia o la pérdida de reflejos provocados por medicamentos para evitarlos son, además, peligrosas. A veces, "circular con precaución" no basta, y lo mejor es no coger el coche. La conducción exige un perfecto estado físico y psíquico, y los medicamentos no siempre lo garantizan.
Fuente: Revista Autoescuela