Alec Issigonis, el creador del Mini, había aplicado los criterios que habían sido definidos por la dirección del consorcio: desarrollar un coche lo más pequeño posible, aunque con espacio suficiente para cuatro personas, excelentes cualidades de conducción, bajo consumo de gasolina y precio favorable. Las brillantes ideas que Issigonis tuvo cuando concibió este coche de cuatro puertas y apropiado para familias tuvieron un amplio alcance, por lo que no se plasmaron únicamente en un solo modelo, sino que fueron suficientes para diseñar diversas variantes. Concretamente, durante el primer año de fabricación del classic Mini, se sumaron los modelos Mini Van y Mini Estate. Cuando resurgió la marca con el MINI en el año 2001, se confirmó la validez de la solución presentada hace 50 años: un buen concepto es convincente y puede expresarse de múltiples maneras. Tanto el MINI como el MINI Clubman y el MINI Cabrio cuentan con ventajas propias y un carácter único, aunque en el fondo son lo mismo: un MINI.
En los primeros prospectos del Mini-Minor ya se elogió su proyección hacia el futuro. En aquellas esas fechas nadie pudo intuir siquiera cuán cierto sería el pronóstico expresado en torno a este nuevo coche pequeño. Pero, transcurridos 50 años, no cabe duda de que sólo unos pocos conceptos automovilísticos han perdurado tanto tiempo, y también son pocos los que han alcanzado una popularidad comparable. Además, de ninguno se han fabricado tantas variantes como del Mini. Este éxito también se debe a que el Mini satisfizo desde un principio las exigencias más importantes de su época y a que, además, ofreció numerosas cualidades complementarias. Con su longitud total de 3,05 metros y su precio básico de 496 libras esterlinas, fue el coche ideal para plazas de aparcamiento pequeñas y para presupuestos familiares también pequeños. A la vez, su agilidad y el encantador carácter de sus proporciones, también lo hicieron interesante para aquellos conductores que, además de apreciar sus pequeñas dimensiones y su economía, apreciaron su carácter deportivo en carreteras sinuosas y su naturaleza individualista.
Esta combinación de diversas propiedades sigue vigente, y el concepto es ahora más joven que nunca. Por ello, el MINI actual es un coche más moderno y, a la vez, más fascinante que cualquiera de sus competidores. Su insuperable efi ciencia, su máxima versatilidad y su excelente maniobrabilidad, imbatida en el tráfi co urbano actual, se combina con una deportividad sin parangón y un diseño muy expresivo y, a la vez, inconfundible.
Más largo, potente, noble y versátil: las primeras variantes del classic Mini.
Alec Issigonis cumplió su cometido con el lanzamiento al mercado del classic Mini. El Morris Mini-Minor y el Austin Seven, que únicamente se diferenciaban en la parrilla, los tapacubos y los colores de la carrocería, tenían un motor de cuatro cilindros, montado transversalmente en la parte delantera del coche.
Este propulsor de 848 cc tenía una potencia de 34 CV. Sus prestaciones eran exactamente iguales y ambos disponían de un maletero con capacidad para 195 litros. Todos aplaudieron la amplitud del habitáculo, la economía y potencia de los motores, la adherencia del coche al asfalto y la confortable amortiguación del nuevo coche pequeño. Pero Issigonis tenía más planes y contó con el apoyo necesario para implementarlos.
Pocos años después, en 1960, BMC sumó al classic Mini el Mini Van. Y sobre la base de esta furgoneta sin ventanas en la parte posterior, se desarrolló otro modelo familiar con superfi cies acristaladas, que disponía de dos puertas para acceder al maletero, igual que el Mini Van. Tal como ya se había hecho en el caso de las berlinas, también esta variante fue presentada en dos versiones idénticas: el Morris Mini-Traveller y el Austin Seven Countryman. Y ya en el año 1961 se pudo intuir todo lo que podía hacerse con el classic Mini. A principios de ese año se presentó la camioneta más pequeña del mercado, el Mini Pick-up. Poco más de seis meses después le siguieron dos versiones de carácter más noble: el Wolseley Hornet y el Riley Elf. De esta manera, dos marcas más de BMC se benefi ciaron del concepto automovilístico que representó el classic Mini. Los dos modelos contaron con un diseño muy propio, gracias a la prominente parrilla en posición señorialmente vertical, al maletero alargado y a la redondez de los guardabarros posteriores.
En la segunda mitad de ese año apareció la variante que lograría acuñar, más que ninguna otra, la leyenda del classic Mini: el Mini Cooper. John Cooper, fabricante de coches deportivos e íntimo amigo de Alec Issigonis, ya había detectado el potencial deportivo de este nuevo coche de pequeño tamaño cuando vio los primeros prototipos. Contando con la aprobación de la dirección del consorcio, desarrolló una pequeña serie de 1.000 Mini Cooper, equipados con un motor modificado de 1.000 cc y 55 CV.
El público reaccionó eufórico cuando este coche se lanzó al mercado en septiembre de 1961. Los clientes únicamente expresaron el deseo de un cambio: más potencia. Issigonis y Cooper ampliaron la cilindrada del motor a 1.071 cc, lo que permitió obtener una potencia de 70 CV. De esta manera, el Mini Cooper S resultó ser un coche excepcional, no solamente en las carreteras públicas. El primer puesto que ocupó el finlandés Rauno Aaltonen en su categoría en rallye Monte Carlo de 1963 no fue más que el inicio de una sorprendente serie de éxitos en la competición automovilística, que fueron coronados con las tres victorias en la clasificación general del rallye Monte Carlo en los años 1964, 1965 y 1967.
Variedad extrema: desde el Mini Moke hasta el Mini Clubman. BMC presentó en agosto de 1964 una variante más del classic Mini, originalmente concebida para uso militar. El Mini Moke fue un vehículo abierto de cuatro asientos, que se mantuvo en la lista de precios durante cuatro años.
Su carrocería estuvo constituida básicamente de una plataforma interior con umbrales elevados rectangulares, más la tapa del capó y un parabrisas. Una capota elemental era el único elemento que protegía contra la lluvia. El Mini Moke tenía el conjunto propulsor del Mini y tuvo éxito principalmente en las regiones soleadas de los EE.UU. y Australia.
En el año 1967 llegó la hora de una remodelación profunda del classic Mini.
Entre otros cambios, fue dotado de un motor más potente, de 998 cc y 38 CV.
Dos años después se sumó el Mini Clubman, que fue una variante ligeramente más grande y con la parte frontal modificada. Este modelo era once centímetros más largo que el original. La versión familiar, llamada «Estate», que sustituyó los modelos Morris Mini-Traveller y Austin Seven Countryman, tenía exactamente 3,4 metros de largo. Sin embargo, se mantuvieron la anchura, la altura y la distancia entre ejes. Al mismo tiempo, se dejó de ofrecer el Mini Cooper, que fue sustituido por el modelo tope de gama de la serie Clubman, que se llamó Mini 1275 GT, con motor de 1.300 cc y 59 CV. Además, en el año 1969 también se cambiaron diversos otros detalles: las ventanas laterales delanteras corredizas, que había tenido el classic Mini desde un principio, fueron sustituidas en todos los modelos por ventanas con movimiento vertical; además, las bisagras exteriores de las puertas fueron cambiadas por otras interiores y en el capó apareció el símbolo propio de la marca Mini.
El imparable classic Mini y el retorno del Mini Cooper.
A partir de mediados de la década de los setenta se lanzaron al mercado numerosos modelos especiales del classic Mini, concediéndole prioridad a diversos criterios. Esos modelos tenían un carácter deportivo o estaban equipados de acuerdo con los gustos y las modas de la época, algunos fueron de corte noble y distinguido, mientras que otros fueron juveniles y atrevidos. Sin embargo, entre los años 1980 y 1983 se optó por reducir la gama, dejándose de fabricar el Clubman, el Estate y el Van. Sólo quedó el classic Mini con motor de 1.000 cc y, en aquel entonces, 40 CV. La clientela se mantuvo fiel al pequeño coche: en el año 1986 salió de la fábrica de Longbridge el classic Mini número cinco millones.
Los amantes de la marca aplaudieron entusiasmados el retorno del Mini Cooper en el año 1990, esta vez equipado con un motor de 1.300 cc.
La fabricación del motor de 1.000 cc del Mini concluyó en 1992 debido a los criterios cada vez más estrictos en relación con las emisiones de escape. A partir de ese año, únicamente se utilizó el propulsor de 1.275 cc, que se montó en todos los modelos de la marca.
En el año 1991 apareció por última vez una nueva variante del classic Mini.
Sin embargo, su origen no fue Inglaterra, sino Alemania. Un entusiasta concesionario de la región alemana de Baden decidió cortar el techo del classic Mini (como antes ya lo habían hecho otros preparadores de coches), convirtiéndolo en un descapotable muy atractivo. A diferencia de las propuestas anteriores, este descapotable era de muy buena calidad. Tanto así que el Rover Group, entonces responsable de la fabricación del classic Mini, decidió adquirir el diseño y encargarse de su fabricación. De este modelo descapotable fabricado en serie se vendieron 1.000 unidades entre el año 1993 y 1996.
En el año 2000 llegó a su fi n la producción del classic Mini. Hasta ese año, se habían producido en varias plantas más de 5 millones 300 mil unidades de diversas variantes de este exitoso coche de pequeño tamaño, 600.000 de ellas en la planta de Oxford entre los años 1959 y 1968. Pero la historia de este exitoso coche distó mucho de terminar tras 41 años de fabricación. Tras una pausa de poco menos de un año, se abrió un nuevo capítulo de la historia de la marca inglesa en el año 2001.
Reinicio en 2001, desde el principio incluyendo al MINI Cooper.
Cuando BMW decidió adquirir el Rover Group a principios del año 1994, también se abrieron nuevas perspectivas para la marca Mini. En el salón internacional del automóvil de Fráncfort (IAA) se expuso un concept-car del MINI Cooper, anticipando lo que posiblemente sería la nueva versión de este extraordinario y pequeño coche británico. Siendo una interpretación moderna del tradicional concepto automovilístico, este estudio de un posible modelo combinó las virtudes tradicionales del modelo clásico con las exigencias que se planteaban por aquellas fechas frente a un automóvil moderno, a punto de iniciarse el siglo XXI.
La primera aparición del MINI Cooper que se fabricaría en serie, se produjo en noviembre de 2000 en el salón del automóvil de Berlín. Tan sólo un año después, la nueva versión del original MINI Cooper, provista de tecnología orientada hacia el futuro, estuvo presente en las salas de exposición de los concesionarios. El MINI Cooper tenía un motor de 85 kW/115 CV y el MINI One, que se ofreció a la vez, tenía un propulsor de 66 kW/90 CV. Los nuevos MINI respetaron los criterios elementales del classic Mini: tracción delantera, motores de cuatro cilindros montados transversalmente en la parte delantera del coche, voladizos muy pequeños y suficiente espacio para cuatro personas. Aunque aumentaron las dimensiones exteriores, considerando las exigencias modernas en relación con la amplitud del habitáculo, el diseño sí mantuvo las proporciones típicas de la marca y los elementos característicos en el frente, en la zaga y en los lados, resultando evidente que provenía directamente del classic Mini, su antecesor. Además, este nuevo MINI, fabricado en la planta británica de Oxford, fue el primer coche selecto del segmento de los coches pequeños. Este estatus quedó plasmado en un nivel de seguridad sin parangón en el segmento y en una calidad ejemplar, en concordancia con los estrictos criterios aplicados en todo la organización de BMW Group. El MINI también pudo establecer un nuevo listón de referencia gracias a su extraordinaria estabilidad. De inmediato logró despertar un gran entusiasmo por la diversión que deparaba al volante. De esta manera, siguió fielmente las huellas que había dejado el classic Mini, aunque brillando con un temperamento perceptiblemente superior, gracias a la moderna tecnología de su propulsor y su chasis.
Éxito en todo el mundo: a partir del año 2004, también con la versión MINI Cabrio.
La reedición del clásico entre los coches pequeños logró tener un éxito rotundo en muy poco tiempo, y ese éxito perdura hasta el día de hoy. Las ventas experimentaron un impulso importante gracias a la introducción de diversas variantes de motores. El MINI Cooper S, de carácter especialmente exclusivo y deportivo, se lanzó al mercado en junio de 2002, provisto de un motor con compresor de 120 kW/163 CV. Al año siguiente, el MINI One D fue el primer modelo con motor diésel en toda la historia de la marca, estableciendo una nueva referencia en materia de economía.
La demanda de un MINI descapotable se satisfizo mucho más rápidamente que en la era del classic Mini. En la primavera de 2004 debutó el MINI Cabrio.
Durante los cuatro años siguientes se fabricaron en la planta de Oxford 164.000 ejemplares de los modelos MINI Cooper S Cabrio, MINI Cooper Cabrio y MINI One Cabrio, provistos de una capota textil de accionamiento electro-hidráulico.
Del original al original: la segunda generación del MINI.
El éxito del MINI superó las expectativas más optimistas. Fue motivo para el desarrollo consecuente de este concepto automovilístico y para el aprovechamiento de mayores potenciales que ofrecía el mercado. En noviembre de 2006se lanzó al mercado la segunda generación del MINI, con un diseño evolucionado y con importantes cambios tecnológicos. Aplicando el lema «del original al original», se modificaron numerosos detalles del diseño que tanta simpatía había despertado, consiguiéndose acentuar especialmente las cualidades deportivas de este ágil coche, rey de las curvas. De esta manera, se logró que la imagen que da el MINI se confirme de inmediato al conducirlo por primera vez.
Los nuevos motores, más potentes y a la vez considerablemente más eficientes, combinados con la tecnología optimizada del chasis, redundaron en la redefinición del placer que significa estar a los mandos de un MINI. Los primeros modelos que se ofrecieron, es decir, el MINI Cooper S con 128 kW/175 CV y el MINI Cooper con 88 kW/120 CV, entusiasmaron desde el primer momento por sus mayores prestaciones y, al mismo tiempo, por sus menores valores de consumo y emisiones.
Diversidad moderna: el MINI Clubman y el nuevo MINI Cabrio.
Casi
exactamente después de un año tras la presentación de la nueva generación de
modelos, se amplió la gama MINI en otoño de 2007, agregando un concepto
automovilístico de carácter francamente innovador. El MINI Clubman permite
disfrutar de la típica conducción de un MINI de una manera desconocida hasta la
fecha, gracias a su distancia entre ejes ocho centímetros mayor.
La versatilidad de este modelo, que reinterpreta el concepto tradicional de los modelos shooting-brake de zaga alargada con una fluida línea del techo y parte posterior vertical, consigue acentuar tanto la deportividad como la funcionalidad del coche. En comparación con el MINI, el MINI Clubman tiene una carrocería 24 centímetros más larga. La mayor distancia entre ejes beneficia íntegramente a los ocupantes de los asientos posteriores.
En el MINI Clubman, a la puerta del conductor y la de su acompañante se suma una tercera puerta en el lado derecho. Además, el coche está provisto de la puerta Splitdoor en la zaga, una puerta de dos hojas que se abren lateralmente para acceder al maletero. La puerta adicional en el lado derecho, llamada Clubdoor, se abre en sentido contrario y permite acceder cómodamente a los asientos posteriores. La puerta doble del maletero supone retomar un detalle auténtico de sus clásicos antecesores (el Morris Mini-Traveller y el Austin Mini Countryman) de la década de los años sesenta. El voluminoso maletero del MINI Clubman (capacidad entre 260 y 930 litros) puede ampliarse de diversas maneras y, además, la puerta doble posterior permite introducir objetos de forma muy cómoda.
El modelo más reciente que se ha sumado a la gama es el MINI Cabrio de segunda generación. Con su diseño aun más deportivo, su seguridad activa y pasiva optimizada, su funcionalidad más amplia y con los motores de última generación, el único descapotable de carácter selecto del segmento correspondiente al MINI ha logrado marcar un nuevo hito en el mercado. El nuevo MINI Cabrio impresiona por su utilidad diaria y, al mismo tiempo, invita en todo momento a conducir con la capota abierta. La capota textil se abre o cierra completamente en tan sólo 15 segundos. El sistema de accionamiento electro-hidráulico de la capota se puede activar a velocidades de hasta 30 km/h. La función de techo corredizo del nuevo MINI Cabrio, única por su configuración, se activa eléctricamente: el segmento delantero de la capota textil puede desplazarse hasta 40 centímetros hacia atrás. La mejor visibilidad que se disfruta con el techo cerrado se debe al tamaño ligeramente mayor de las ventanas laterales posteriores y, además, al nuevo diseño de la barra antivuelco. Esta barra escamoteada, que se activa en caso necesario, es de una sola pieza y se encuentra detrás de los asientos traseros y se ubica ligeramente por debajo de los apoyacabezas. De esta manera, no interfiere en la visibilidad cuando el conductor mira hacia atrás. Además, esta barra anti-vuelco de una sola pieza ha permitido incluir un paso de mayores dimensiones entre el maletero y el habitáculo. De esta manera, el nuevo MINI Cabrio resulta más versátil. La capacidad máxima del compartimiento de carga es de 660 litros.
La
actual gama de motores es más amplia que nunca. El MINI puede estar equipado con
cualquiera de los cuatro motores de gasolina o con un motor diésel, mientras que
para el Clubman se puede elegir entre tres motores de gasolina o un motor
diésel. Para el MINI Cabrio puede elegirse uno de los dos motores de gasolina
que se ofrecen para este modelo. Además, es la primera vez que la marca John
Cooper Works ofrece tres versiones propias. Los modelos especialmente deportivos
MINI John Cooper Works, MINI John Cooper Works Clubman y MINI John Cooper Works
Cabrio, con motor de 155 kW/211 CV proveniente de la competición
automovilística, representan de modo especialmente logrado el carácter de altas
prestaciones del MINI.
Estos tres coches muy deportivos están incluidos en la gama de los coches MINI de serie y se fabrican en la planta de MINI en Oxford, junto con las demás variantes de modelos de MINI. Estos coches tienen que superar el reto que significa la conducción en circuitos y, al mismo tiempo, deben cumplir todos los criterios que se plantean frente a un coche de uso diario en el tráfico público normal. De esta manera, MINI subraya el carácter selecto de sus coches, válido también desde siempre en el caso de los modelos de la marca John Cooper Works. Gracias al trabajo de desarrollo compartido, estos deportivos coches cuentan con propiedades que armonizan perfectamente con las cualidades de todos los MINI. Los estrictos controles de calidad, de acuerdo con los criterios de BMW Group, garantizan la plena fiabilidad de la mecánica, la gran calidad de los acabados y el diseño genuino.