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    Renault Megane Sport Tourer TCe 180 Privilege: Potencia asequible con carácter familiar

    16 de mayo de 2010
    No hay dos sin tres, así que la tercera generación del Megane no iba a ser menos y esta versión sigue la pauta de Renault de poner en el mercado carrocerías familiares agraciadas estéticamente. Se trata de la quinta carrocería de la gama (la sexta es el recientemente presentado Megane CC).

    Texto: Equipo de Pruebas 14/05/2010. Fotografías Com&Com. Publicado mayo 2010

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    Rf motor: RENAULT Tipo: G/F4R L8

    Sus principales bazas son su maletero, con más de 500 litros de capacidad mínima, y un motor 2.0 gasolina turbo de 180 CV que ofrece unas prestaciones más que aceptables sin que el consumo se resienta en exceso, siendo una buena alternativa a las versiones diesel más potentes si no hacemos más de 15.000 kms al año.

    Batalla alargada

    Megane Sport Tourer prueba Sus 2.702 mm de batalla son la principal diferencia respecto a la berlina. A nivel estético hace parecer el coche más largo de lo que es aunque donde más se nota es a nivel interior, ya que tenemos más espacio para los pasajeros de atrás y un maletero con una capacidad muy digna.

    Estéticamente resulta idéntico al 5 puertas hasta que llegamos al tres cuartos trasero, donde ya observamos que el eje trasero está situado más atrás y encontramos unas ópticas que muerden en su mayor parte los laterales. Ópticas que cuentan con diseño en forma de lágrima en horizontal y que se ven muy bien de noche.

    El portón que da acceso al maletero se extiende justamente desde la línea del techo a la parte superior del paragolpes trasero y nos ofrece un plano de carga muy bajo, además de una buena boca de acceso al maletero.

    Más espacio para los pasajeros

    Los cambios respecto a la berlina se notan más en lo que no se percibe a simple vista. Interiormente no difiere en nada a nivel de acabados o diseño de asientos o salpicadero, pero metro en mano es donde se notan dichas diferencias y obtenemos algunos milímetros extra en casi todas las medidas.

    Megane Sport Tourer prueba En su intento de ser además un coche práctico disponemos de algunas soluciones prácticas tomadas directamente del Scénic, como los dos huecos con tapa y de tamaño generoso que tenemos en el suelo de la parte delantera. Estos tienen un fallo de diseño bastante grave, aunque para ser exactos el fallo lo tiene la palanca de ajuste longitudinal del asiento. La parte de esta que sirve para destrabar el asiento y deslizarlo tiene un diseño que impide abrir la tapa de ambos huecos a no ser que coloquemos el asiento en su posición más retrasada. La solución más fácil sería haber colocado el accionador en el otro lado de los asientos para evitarnos este problema.

    Por lo demás, es un coche que tiene unos asientos con buen agarre aunque un poco blandos para viajes largos. Los asientos de la parte trasera permiten alojar a dos adultos sin problemas o a tres niños de estatura media.

    Motor voluntarioso y suave

    Megane Sport Tourer prueba Teníamos ganas de probar el motor 2.0 TCe de Renault sobre el Megane. Se trata de un propulsor de 1.998 CC y 180 CV que destaca por ser muy suave y disponer de una pronta y contundente respuesta, aunque esa contundencia se disipa pasados un par de segundos.

    Incluso desde bajo régimen se muestra muy dispuesto a subir de vueltas y lo hace como cualquier motor turbodiesel de su potencia, con la diferencia de que a 5.000 rpm no se acaba la fiesta y sube hasta el corte fácilmente, sea cual sea el régimen desde que solicitemos aceleración.

    La caja de cambios es de 6 velocidades y cuenta con unos desarrollos que incluso tiran a deportivos y que casan muy bien con el talante del propulsor.

    Transportista veloz

    Que haya aumentado la batalla no significa que el comportamiento se vea mermado. En conducción normal no observaremos diferencias respecto a la berlina, y solo al límite observaremos que la velocidad de paso por curva es ligerísimamente peor.

    Cuando abordamos una curva larga notamos que el muelle es lento en compresión y el coche tarda en apoyar, pero al menos mantiene bastante bien la trayectoria con las lógicas inclinaciones de una suspensión que busca un tarado equilibrado.

    La dirección se muestra correcta en asistencia, precisión y tacto. No sucede lo mismo con los frenos, que están sobre asistidos y a la mínima que rocemos el pedal de freno corremos el riesgo de dejarnos las pestañas sobre el aro del volante. Esta circunstancia es muy incómoda y durante nuestro periodo de prueba con el coche no hemos sido capaces de cogerle el tacto para hacer una frenada suave siempre que hemos querido. Es tocar un poco el pedal y ya tenemos nuestro cuello echando la cabeza hacia delante. Como es lógico, dadas las circunstancias resulta muy difícil modular las frenadas.

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