Renault Megane Coupe Cabrio 1.9 dCi 130 Dynamique: Coupé para descubrir

Producción Com&Com. Texto: Equipo de Pruebas 01/12/2010. Fotografías Com & Com. Publicado diciembre 2010

Rf motor: RENAULT Tipo: D/F9Q N8

El motor 1.9 dCi de 130 CV se muestra como el más equilibrado de la gama para todo uso y con unos consumos aceptables para su peso.

Crece en longitud

Aunque por poco, el Megane Cabrio es más largo y tiene una mayor batalla que su antecesor. Para no perder su imagen dinámica, el Cabrio toma prestado el paragolpes delantero de las versiones Coupé, de diseño más deportivo que el de la carrocería de 5 puertas.

La parte trasera también sufre cambios de diseño respecto al antiguo modelo, especialmente en los grupos ópticos. Estos se mueven solidarios en parte con la tapa del maletero y ahora utilizan tecnología led para las luces de posición.

Quizá el elemento que más destaque en el Megane Cabrio es su techo escamoteable de cristal, permitiéndonos disfrutar de las vistas del cielo aunque circulemos con el techo cerrado al igual que los techos panorámicos que tan de moda se están poniendo últimamente. Aparte también destaca por el acabado en negro que, junto a los montantes cromados, aporta una estética elegante y muy del gusto del público en general.

Tendremos que tener cuidado a la hora de accionar el techo, ya que en estas operaciones la tapa del maletero se abre en sentido contrario al que lo hace cuando accedemos al maletero y es bastante fácil que la tapa golpee contra una objeto o pared que estén muy cerca de la parte trasera del Megane. No estaría mal que en un futuro equipase un sensor que nos informara antes de abrir el techo si lo podemos hacer con seguridad para no golpear nada.

Por cierto, el techo no se acciona en marcha, así que tendremos que estar totalmente parados para accionarlo.

Cuatro plazas un poco justas

La posición de los asientos delanteros va a marcar el espacio habitable para los ocupantes de los dos asientos traseros. Si medimos más de 1,75 metros de altura nos vamos a ver obligados a llevar el asiento del conductor en una posición que hará que el ocupante de la plaza trasera izquierda vaya con las piernas muy encogidas; si el conductor mide más de 1,85 metros dicha plaza quedará prácticamente anulada.

En cuanto a anchura y altura en las plazas traseras no hay problema. Es más, los ocupantes de las plazas traseras gozarán de unos asientos con un poco más de agarre lateral que los delanteros. No todo lo bueno iba a ser siempre para los ocupantes de las plazas delanteras, ¿verdad?

Ya que hablamos del agarre de los asientos, los delanteros cuentan con un poco más de agarre que en sus hermanos de gama. Otros detalles interiores específicos los encontramos en el diseño de los paneles de las puertas y en los colores del revestimiento del techo.

Para evitar las turbulencias interiores contamos con un cristal antiturbulencias situado entre medias de los reposacabezas traseros. Se nos hace raro que sea precisamente eso, un cristal, ya que lo habitual suele ser una pieza de plástico. Descapotados a 120 km/h y con las ventanillas subidas es muy poco el aire que se cuela en el interior del Megane.

También podemos colocar el típico derivabrisas en la parte trasera del habitáculo siempre que no llevemos ocupantes en dicha zona, ya que las plazas quedan anuladas. 

Desarrollos cortos

Son la clave en un coche como este Megane, ya que 1.540 kg pasan bastante factura a un motor de 130 CV a la hora de mover el coche con soltura. Con una 6ª velocidad de aproximadamente 50 km/h nos podemos hacer una idea de lo cortos que son los desarrollos. Todas las relaciones están próximas entre sí excepto el salto entre 2ª y 3ª, que se nota bastante.

Es un motor que gusta de rodar por encima de 1.800 rpm aunque por debajo no responde mal. Su empuje, como suele ser habitual en los motores dCi de Renault, es constante y no nos quedaremos pegados al asiento cuando apretemos el acelerador a fondo.

En el término medio

El Megane Cabrio, y como era de esperar, tiene un comportamiento ligeramente inferior al de sus hermanos por su chasis y por su mayor peso. En términos de deportividad encontramos un poco más de inclinación a la entrada de las curvas y una velocidad de paso por curva más baja, aunque no mucho.

En términos de confort la cosa está igualada respecto a los otros Megane, con la diferencia de tener el plus de rodar a cielo descubierto con el viento circulando alrededor nuestro, que es otra forma de rodar con confort.

En lo que sí hay diferencia, y notable, es en la frenada. Con el Megane Cabrio podemos dosificar muchísimo mejor la frenada que con todos los Megane que hemos probado ahora, ya que el pedal de freno permite modular muy bien la frenada y no nos encontramos con el típico frenazo a la mínima que rozamos el pedal que tenemos en sus hermanos.

En resumidas cuentas es un coche que tiene un comportamiento muy noble y equilibrado entre confort y deportividad, lo que lo hace asequible para todos los públicos.