Producción Com&Com. Texto: Equipo de Pruebas 01/11/2010. Fotografías Com & Com. Publicado noviembre 2010

Rf motor: HONDA Tipo: G:LDA3
El Insight equipa un motor eléctrico y otro de combustión y su principal rival en el segmento es el pionero Toyota Prius, pero a diferencia de este, el Honda no es capaz de propulsarse exclusivamente en modo eléctrico por la limitada capacidad de las baterías que impulsan este coche.
La chapa toma protagonismo
No hay que ser un lince para darse cuenta de que la línea exterior del Insight recuerda en sus formas al Prius de Toyota y su característica carrocería en forma de cuña. Esta de cinco puertas presenta una línea aerodinámica y lateralmente se puede observar como cae suavemente la línea del maletero desde el pilar B en contraste con la mayor inclinación que tenemos en el parabrisas delantero.
La cintura queda un poco por encima de lo que sería justo la mitad de la altura del coche, lo que unido al gran espacio que hay entre las ventanillas traseras y el borde del maletero deja bastante chapa a la vista y desde ciertos ángulos da la sensación de ser un coche pesado.
Desde delante observamos su parte más agraciada estéticamente con un frontal de diseño deportivo, mientras que detrás la luna está dividida en dos por un pseudo-alerón que alberga la tercera luz de freno. Esta parte trasera quizá sea la que más sensación de pesadez transmita por toda la carrocería que se ve y porque es la misma carrocería en su parte baja la que hace de paragolpes en una solución visual de continuidad con los pasos de rueda traseros.
Postura de conducción condicionada
Los asientos delanteros cuentan con una sujeción lateral un poco escasa y bastante apoyo lumbar que no podemos regular, pero esos no son los aspectos que más nos deben preocupar, ya que el volante es el culpable de una forzada postura de conducción que debemos adoptar.
En primer lugar por sus reglajes, escasos tanto en extensión como en altura. En segundo lugar lo hace por la altura máxima que permite adoptar; situado en su posición más alta hará que la mayoría de conductores no puedan ver a la velocidad que circulan, ya que la dispersión de la información hace que el velocímetro esté en la parte superior de la esfera principal de instrumentación y quede tapado por la parte superior del aro del volante. Tenemos dos opciones: o circular con el volante en una posición más baja de lo deseado o tener que alzar la vista cuando queramos ver a que velocidad circulamos. Creemos que es un fallo de diseño bastante grave y si optamos por llevar el volante en una posición más baja también nos estorbará al salir o entrar del coche cuando nuestras piernas choquen con él.
Por otro lado pagamos los peajes de diseño de contar con el cristal trasero partido en dos mitades haciendo de alerón nos encontramos que éste nos molesta al mirar por el retrovisor, ya que queda justo en la mitad de la visión natural por el espejo y estorba bastante, tal y como sucede con los Citroen C4 Coupé también.
Batería de escasa capacidad
El principal fundamento de hibridación que tiene el Insight es el motor eléctrico que ayuda al motor de combustión en las aceleraciones. Su lógica de funcionamiento es distinta a la que podemos ver en el Prius de Toyota, en el que se inicia la marcha con el motor eléctrico y el motor de combustión se activa sólo cuando es necesario.
Cuando el motor eléctrico actúa tenemos constancia de él porque notamos un zumbido parecido al de una turbina y porque notamos un pequeño efecto "turbo" al acelerar, aunque más bien tendríamos que decir que es un comportamiento del motor más similar al de coches que llevan compresor. En el cuadro de instrumentos también tendremos constancia doblemente: por una parte tenemos una aguja que nos indica si las baterías se están cargando o si están asistiendo al motor térmico, y por la otra encontramos un velocímetro digital que cambia su color del fondo en función de si el motor eléctrico está actuando (color azul claro) o si se están cargando las baterías (color verde).
La capacidad de la batería del Insight se muestra suficiente cuando rodamos por ciudad o en autopista a cruceros estables; en el primer caso porque las continuas paradas aprovechan la acción sobre los frenos para cargar la batería y será muy raro encontrarnos sin apoyo eléctrico, y en el segundo caso porque cuando rodamos a velocidad constante una pequeña parte de la energía del motor térmico se aprovecha para recargar la batería.
Sin embargo, cuando circulamos por carreteras convencionales que no nos permiten mantener un ritmo estable la batería se agotan rápidamente debido a las continuas aceleraciones que tenemos que hacer. El resultado es que el motor eléctrico deja de actuar y nos quedamos sólo con el térmico, mostrándose este bastante escaso en cuanto a prestaciones y no digamos cuando circulamos con 3 o más pasajeros o con carga en el maletero.
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