Producción Com&Com.
Texto: Eugenio Pinilla 10/03/2012. Fotografías Com&Com.
Publicado marzo 2012
Rf motor: FIAT. Tipo: G-312 A2000
El 500 ya se ha instalado en nuestras calles como un coqueto utilitario, con sus 3 puertas y motor delantero, siguiendo las directrices estéticas de su antepasado pero aprovechando las nuevas tecnologías.
Y esto es lo que hace el nuevo Twinair, aprovechar un turbo para recortar un motor a dos cilindros y aprovechando su ligereza lograr con baja cilindrada una potencia estimable de 85 CV acompañada de buena respuesta una vez que tenemos el turbo cargado, cosa que ocurre desde las casi las 2.000 vueltas.
El Twinair tiene un sonido especial, nos recuerda a un dumper de obras, o a una moto, tiene alguna vibración de más, pero el resultado es satisfactorio, sobre todo si lo comapramos con el motor 1.4 de 100 CV. 15 CV menos, pero nos quedamos con éste.
Sus consumos sobre el papel son además mucho mejores, si bien el invento del turbo no nos impide que cuando subimos el ritmo pueda sobrepasarle, pero en general su andar compensa.
Estos consumos pasan de ser muy buenos cuando andamos por debajo de las 3.000 revoluciones, con cruceros por debajo de 110 km/h pero por encima ya son más normales. En nuestras mediciones hemos estado entre 7,2 y 7,8 en carretera tipo autopista con cruceros constantes entre 120 y 130km/h. No son los consumos de 5 y menos que se logran rodando en vías de circunvalación cuando no puedes pasar de esos 110.
A pesar de una quinta velocidad relativamente larga, con un desarrollo final de unos 36 km/h, los consumos en carretera no son los esperados ya que el catálogo pone 3.7 litros.
Si esto fuera así no nos quedaríamos sin combustible a los 500 km, pues el depósito de 35 litros queda muy escaso para salir a carretera.
Es curioso que el consumo real en ciudad sea más bajo que en carretera. Con el sistema Stop/start hemos medido una media de 6 litros en la ciudad, apenas un litro más de lo homologado, una cifra mucho más razonable.
En definitiva, el motor Twinair en el 500 le dota de una personalidad mejor para la carretera pero empeora los consumos, y por el contrario los mejora en la urbe donde no es necesario pasar de esa zona de régimen en la que los consumos se muestran excepcionales.
