Publicado marzo 2011
Rf motor: FIAT Tipo: D-199B1000
Si el Fiat 500 ya es un coche muy coqueto y resultón, este 500C lo es aún más gracias a su techo corredizo y a las múltiples posibilidades de personalización disponibles para el futuro comprador.
Se hace descapotable sin perder los montantes
Esta es quizá su seña de identidad más destacable. Si no fuera porque la capota de tela se queda plegada sobre la boca del maletero, al mirarlo lateralmente no podríamos distinguir al 500 del 500C. Este aspecto heredado del Fiat 500C de 1957 permite que el interior no se vea modificado en ningún aspecto y que la capacidad del maletero se vea reducida en unos escasos 2 litros de capacidad.
El aislamiento del ruido exterior está al mismo nivel que cualquier coche con este tipo de capota. Lo malo son los ruidos hacia el interior ya que dentro se perciben muchos ruidos de crujidos de la capota y pueden llegar a ser molestos por lo persistentes que son a veces.
E l accionamiento de la capota es eléctrico y se puede realizar en marcha hasta 60 km/h. El plegado de la capota se realiza en tres fases: en una primera fase se abre hasta la cabeza de los ocupantes asientos delanteros, en una segunda fase se pliega hasta la cabeza de los dos ocupantes traseros conservando el cristal trasero, mientras que en una última fase se pliega toda la capota con el cristal trasero hasta el borde superior del maletero y nos permite disfrutar del 500C en toda su extensión de coche descapotable.
A pesar de perder atractivo estético por tener montantes fijos de puertas esto tiene su beneficio a nivel acústico, pues cuando circulamos descapotados el nivel de turbulencias en el interior es bastante reducido y se pueden mantener conversaciones perfectamente cuando vamos en marcha a velocidad relativamente alta. También pone su granito de arena en este aspecto el cortavientos que va situado detrás de los reposacabezas traseros.
Un motor muy acertado
El pequeño 1.3 diesel Multijet de segunda generación de 95 CV es un motor que le viene como anillo al dedo al Fiat 500C y es el motor más recomendable de la gama. Es un motor que mueve con bastante soltura al pequeño italiano y cuenta con unos consumos muy contenidos, y eso que se conforma con cinco velocidades con un correcto escalonamiento de las mismas.
Es un motor que tiene un margen bastante pequeño de uso. Se nota su baja cilindrada y hasta que no llegamos a 1.900 rpm no tenemos un empuje reseñable. Lo suyo es que mantengamos el régimen del motor entre ese régimen y 3.900 rpm porque más allá de esta última cifra el empuje cae de forma notable, es decir, que sólo tiene 2.000 rpm de margen bueno de uso pero suficiente y solvente para un uso diario.
Para lograr unos consumos contenidos contamos con un sistema Start/Stop que cala el motor unos instantes antes de que el coche se detenga por completo. Su velocidad de arranque está en un término medio aunque hemos visto que a veces no se ha completado el arranque si no está el pedal del embrague completamente pisado.
En frío denota su "origen" Multijet y se hace notar un poco más de lo normal el claqueteo del motor. En cuanto nos ponemos en marcha y el motor coge temperatura cambian las tornas y su funcionamiento se hace más silencioso.
Sensaciones enfrentadas
Lo primero que notas tras hacer unos pocos kilómetros a ritmo normal es que el coche es duro de suspensión y si has probado el Abarth 500 enseguida te vienen a la mente las mismas sensaciones. La verdad es que no vamos muy desencaminados porque la suspensión trasera del 500C deriva de la que utiliza el pequeño diablo de Turín.
Es una dureza de suspensión que no pega mucho con un utilitario que no tiene en principio pretensiones deportivas y que puede llegar a incomodar un poco en uso diario, pero sin llegar a los niveles de su hermano más deportivo.
Ante este panorama a uno se le hace la boca agua pensando lo bien que irá en curvas...hasta que llegas a ellas. La realización Abarth está muchos pasos por delante de este 500C (aunque existe una versión Abarth del 500C) que en cuanto llegan las curvas muestra bastante inclinación de la carrocería en las curvas y nos invita a que nos tomemos las cosas con más calma.
No es que tenga un mal comportamiento en carretera pero es como si te pusieran un caramelo en la boca y cuando estás a punto de saborearlo te lo quitan.