Texto: Eugenio Pinilla 1/12/2005. Fotografías Rubén D. Chaves. Publicado enero 2007 VERSIÓN DESCATALOGADA
Hablamos de un coche que es el sueño casi todos los norteamericanos, tener un Corvette en el garaje. Es un coche que vive ahora su sexta generación y que dispone de un motor de 6 litros, así tal cual. Toda la potencia proviene de 8 cilindros en V, situados delante en posición longitudinal, con el cambio, automático por "accidente" en nuestra unidad, detrás, y con la tracción trasera controlada a base de electrónica. Una sencilla culata de 2 válvulas por cilindro “et voîlà”: 402 CV bajo el pié derecho.
La potencia específica no asusta a nadie, 67 CV
por litro es algo que lleva cualquier utilitario, pero ello se traduce en
unas cifras de par y una disposición de potencia desde abajo brutal, tan
brutal que uno paseando por zona de curvas va con el cuentavueltas por
debajo de 2.000 casi todo el tiempo, y a no ser que aceleremos con decisión,
y se produzca la auto reducción (cambio automático) del motor, estaremos
siempre rodando en esas vueltas. Por que si lo hacemos en la zona alta del
cuentavueltas, estaremos emulando a Schummi o al mismísimo Alonso, con
una disposición de potencia brutal, en un coche que corta el viento casi
como un fórmula y que se nos pone a 200 en lo que otros coches lo hacen a
60 km/h.
Mecánica de competición
Siendo un coche que en su diseño se piensa en
sus variables en pista, como les gusta a los americanos,
es deducible que el resto de su mecánica es de una concepción
ultra deportiva. Frenos, ruedas, transmisión... todo está a la altura de
las circunstancias. Los neumáticos, de perfil muy bajo, pueden rodar sin
aire. Y con un completo testeo de todos sus elementos hasta de la presión
de neumáticos, como anécdota también si te olvidas de los
intermitentes.
Con un coeficiente de penetración aerodinámica
de 0,28 en el Coupé – el cabrio con capota no tiene que estar mucho mas
lejos – se pueden alcanzar los 300 km/h, aquí no hay limitación que
valga. Tampoco tenemos súper alerones y se cuida una estética,
espectacular por añadidura, pero limpia y lo más practica posible pues
es un coche que además de conducirlo hay que vivirlo.
Un interior angosto
Dentro del Corvette no hay espacio para muchas cosas, detrás de los asientos hay algún hueco para dejar la cazadora, en invierno, y algún bulto de mano que no nos quepa en la guantera. Entre los asientos disponemos de otro hueco pero en el que tan sólo caben una cartera de bolsillo junto a unas gafas y algún teléfono móvil. Es un puro Roadster de 2 plazas, que recurre a soluciones como un botón para abrir las puertas ¡que es lo que menos ocupa!. Asientos deportivos, y acabados en cuero de forma opcional. Como opcional es el navegador que tenemos delante, o las memorias de los asientos y retrovisores exteriores, y la de reglaje de otro elemento opcional que, el “Head Display” que ahora explicaré lo que es.
Equipamiento justo, extras obligados
En la lista de equipamientos de serie encontramos un nivel bueno, pero nada exagerado para el precio, entre lo principal está el climatizador, sistema de apertura y arranque sin llave, capota eléctrica, con seguro manual, ordenador de consumos, un completo test con avisos de todo tipo, hasta de la presión de neumáticos, programador de velocidad de crucero, luces de xenón, espejo retrovisor de oscurecimiento automático, y por supuesto elevalunas eléctricos y equipo de sonido con CD.
Pero hay opciones, pocas pero interesantes. Un
“pack lujo” en el que tenemos la tapicería de cuero junto a las
memorias comentadas de espejos y Head Display más asientos térmicos.
Otra opción carita es la del navegador con pantalla táctil y un
funcionamiento de los mejorcitos que hay ahora en el mercado. Unas llantas
especiales, pintura metalizada, o techo transparente en el Coupé son
otras cosas que podemos pagar a parte.
Head Display: como en un avión
Cuando vas apoyando el coche en una curva por
encima de los 200 km/h, lo que menos apetece es desviar la mirada de la
pista, y por ello el Corvette ofrece en opción este elemento. No es nada
más ni nada menos que la proyección de las principales lecturas del
cuadro de mandos sobre el cristal, de forma que quedan a la vista en la
propia carretera. Este sistema se puede reglar en altura, luminosidad y
hasta en la información que deseas tener delante, en dos concepciones,
turismo y pista. Hasta la inercia lateral medida en “G” se puede
divisar.
Capota excelente pero algo anticuada
Hace ya tiempo que los europeos estamos enseñando a los americanos a hacer las cosas, y en la Capota de este Corvette se ve claro. Es un coche que desde las bases de su diseño se pensó en que iba a ser convertible y por ello la robustez del chasis está fuera de toda duda, pero mantiene una capota de tela, de exquisita calidad, con refuerzos muy estudiados para que no se calen en su línea exterior y un sistema manual de fijación. La capota se guarda automáticamente en unos 18 segundos en un hueco tras los asientos por delante del funcional maletero que se queda reducido a la mitad. Pero seguimos echando en falta un techo rígido, totalmente mecanizado y que daría una nueva dimensión al más famoso de los convertibles americanos.
El resto de la carrocería es sencillamente
espectacular, típica de un perfecto deportivo. En este Cabrio tenemos un
maletero más reducido, pero en el Coupé se nos promete que caben 2
bolsas de golf.
Gozo total
Tendremos que hacer un apartado siempre hablando de la conducción de este coche pues nos tocó automático, cuando es algo opcional en su compra y que para el año que viene ya no va a mantenerse así. Digamos que es un cambio automático a lo tradicional, que con un motor de esa envergadura hace hasta incluso suave las transiciones de sus 4 marchas. Aquí está el problema, nos hubiera gustado probar el manual pero ya en el automático uno las goza. Se convierte en algo más delicado y menos efectivo para “pilotar”, pero evidentemente mucho más confortable y fácil para adelantamientos brillantes y maniobras menos esperadas. Disponemos de un sistema que modifica las leyes del cambio, amortiguación y motor para entregarnos un comportamiento algo más deportivo, que sigue siendo más complicado combinar con esta caja automática, aunque al menos nos evita algo más las fuertes reducciones. En vías principales uno puede ir volando bajo, con un paso en curva bestial y unas prestaciones altísimas, que con el cambio así toma otra dimensión. Otro cantar es meterse en curvas, en las que uno tiene más limitación por el cambio y cuesta mucho más sacarle la esencia a este pura sangre, una vez le coges el truco a poder reducir con trabilla y todo a la posición 3 de tercera hay un mínimo juego de tercera segunda, pero que no evita que las reducciones sean algo fuertes y lentas y que el coche se descoloque algo frenando en las entradas de las curvas.
Podemos acelerar con cierta gracia, entre el
autoblocante y un sistema de control de estabilidad que te deja jugar mínimamente,
uno puede hacer sus pinitos, pero siempre acordándose del cambio que por
el mismo precio le daría el sobresaliente al goce de pilotar este
Corvette.
No bebe tanto
Pensando en sus 400 CV, en sus 6 litros y en que vuela bajo, podemos estar agradecidos que los consumos si bien no son bajos, no son en absoluto exagerados. Las peores condiciones para los consumos son la ciudad y las altas aceleraciones, donde rondamos los 20/23 litros cada 100 km, pero llaneando, incluso a crucero relativamente altos, como de 160/170 el consumo se mantiene en unos discretos 12 litros. Tenemos un consumo homologado de 8,8 paro es anecdótico, porque hay que rodar de una forma absolutamente contraria a su filosofía. Pero el que quiera ir así...
Por otra parte ye he hecho referencia a sus
prestaciones, absolutamente espectaculares, 4.3 seg para ponerse a 100 y
se pone a 200 donde un deportivo del montón lo hace a 120 km/h. Sin más
comentarios los bajos que con una cifra de 560 Nm a 4.400 rpm te permite
tener disposición de mucha potencia siempre, incluso rodando por debajo
de las 2.000 vueltas de motor.
Todo cuesta
Por último hay que hablar del capítulo más triste, el precio. Hay que desembolsar al día de hoy 77.950 euros por la versión cabrio, y 10.000 menos por el Coupé, y a este precio casi es obligado el pack de lujo que son otros 3.000. El precio de la potencia no es descomunal, pero como comenzamos diciendo, no deja de ser un capricho que desde luego el más pudiente disfrutará como nadie. Eso si el cambio manual, al menos en el modelo 2006 no volveremos a encontrarnos este automático.
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Corvette C6 Convertible 6.0 Aut (Descatalogado): Despéinate a gusto
1 de diciembre de 2006
6 litros para empezar.
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