Texto: Carlos Herranz 17/08/2011. Fotografías Com&Com.
Publicado Agosto 2011
Rf motor: GM DAEWOO Tipo: Z-20D1-D
Líneas rectas al poder
El Orlando disfruta de una carrocería que huye de los trazos curvos y su estética denota su mano "made in USA" de Chevrolet. Lo cierto es que el coche desde fuera destaca por su longitud (el más largo de su segmento) y por un frontal muy robusto que aporta una sensación imponente muy típica de los modelos todoterreno de la marca que vende en su país de origen.
De hecho la estética del Orlando juega a dos bandas, pues por sus líneas y por el contorno negro que recorre los bajos de la carrocería y los pasos de rueda da la impresión de ser más un SUV que un monovolumen.
Si lo observamos de lado vemos que los ejes están situados casi en ambos extremos del coche con el beneficio que ello implica en el interior a nivel de espacio. En cuanto a la parte trasera encontramos una luna trasera de buenas dimensiones, como también lo son los grupos ópticos que tienen separadas las luces de marcha atrás y niebla en la parte central superior de paragolpes trasero, lo que las deja más expuestas a los típicos toques de aparcamiento.
Interior amplio y práctico
Lo mejor de las siete plazas de las que dispone el Orlando es que son prácticamente utilizables por cualquier persona gracias a que los asientos de la última fila son un poco más grandes de lo acostumbrado en los monovolúmenes de su segmento. Tan sólo la plaza central de la segunda fila de asientos desentona un poco porque es más estrecha de lo esperado.
Y hablando de las plazas traseras hay que destacar el acceso muy cómodo a la tercera fila de asientos gracias al plegado completo de los asientos de la segunda fila, una maniobra que se realiza con un tirador en el respaldo de los asientos laterales de dicha fila y que apenas requiere esfuerzo.
El agobio es una circunstancia que no deberá aparecer nunca en el interior del Orlando gracias a su buena anchura pero especialmente por la gran altura disponible en todas las plazas, y eso que los asientos están dispuesto tipo cine (los asientos delanteros están más bajos que los de la fila central y, a su vez, estos más bajos que los de la tercera fila).
Un aspecto que nos puede chocar a primera vista es la ausencia de huecos para dejar cosas en el salpicadero y más tratándose de un monovolumen. Pues bien, el truco está en "trastear" un poco por él y nos daremos cuenta de que sí hay huecos pero todos protegidos por una tapa. Mención especial merece el que hay tras la botonera de la radio, pues su botón está camuflado entre los del equipo de sonido y una vez abierto nos deja un hueco bastante aprovechable para meter cosas, además de que dentro de él están los conectores auxiliares de audio.
A bordo del Orlando iremos muy aislados del ruido del exterior; casi no oiremos ruido alguno cuando vayamos en marcha gracias al buen trabajo hecho, lo que redunda en mejorar el confort de marcha para los pasajeros.
Un motor muy recomendable
A pesar de que el motor 2.0 diesel de 131 CV es el menos potente de la gama Orlando no por ello deja de tener su interés, pues en nuestra prueba se ha mostrado perfecto para el 95% de sus posibles clientes.
Aunque cuenta con unos desarrollos muy largos en sus seis velocidades es un motor que los mueve bastante bien porque tiene muy buenos bajos y desde 1.400 rpm ya tiene un empuje muy destacable. Su buen andar en este último régimen no se queda ahí y muestra buena capacidad de recuperación y aceleración en toda la gama de uso del motor. Para redondear la faena nos encontramos con un motor muy silencioso y que trabaja de forma suave.
Se porta en cualquier circunstancia
El comportamiento del Orlando nos ha recordado mucho al del Ford S-Max: te sorprende lo bien que aguanta las curvas a pesar del tamaño que tiene. En su faceta de búsqueda de confort a la hora de hacer viajes no habrá ningún problema, pues a su confort acústico se une el que proporciona su suspensión con unos reglajes que filtran muy bien los baches.
Si forzamos el ritmo en curvas el Orlando lejos de descomponerse destapa sus mejores virtudes y enlaza una curva con otra sin mucho esfuerzo. No es que se comporte como un GTI pero se logra un paso por curva muy aceptable teniendo en cuenta su tamaño, su peso y las consiguientes inercias con las que hay que lidiar.
La dirección pone su granito de arena y responde bien y de forma rápida a nuestras solicitudes al volante, lo que pone al Orlando entre los monovolumenes de su segmento que mejor comportamiento tiene.