Producción Com&Com. Texto: Eugenio Pinilla 12/11/2010. Fotografías Com&Com. Publicado noviembre 2010

Rf motor: Audi Tipo: (G) CES
Desde la primera generación del TT, hará ya unos 10 años, apenas ha cambiado en su diseño general, las sucesivas puestas al día se han centrado en defensas y ópticas y por supuesto la modernización técnica que ha supuesto la tecnología TSI que ha llegado a todos los modelos del grupo VAG.
Techo de lona 100 por cien automático
Partiendo de un coupé de 3 puertas, como es el TT, el Roadaster adquiere una filosofía idéntica con un techo de lona, que es eléctrico en todas las versiones excepto en el más básico de motorización. El techo tiene su sitio reservado y no resta ni un litro al maletero, no tiene una complicada estructura ya que el TT es un dos plazas y se guarda tras los reposacabezas traseros en pocos segundos, maniobra que puede hacerse en marcha, lógicamente a baja velocidad.
La maniobra de abrir o cerrar el techo no exige de ninguna operación manual, si estamos con un techo eléctrico como el de nuestra motorización. Pero es verdad que el ajuste es mejorable ya que deja algún feo hueco, que al margen de la estética permite la introducción de objetos o sencillamente suciedad en el compartimento de la capota.
Tras los asientos tenemos los arcos de seguridad, que lejos de estar camuflados, están acabados en un tono metálico que marca su perspectiva mucho desde atrás, y un servidor no lo ve demasiado estético, aunque para gustos están los colores.
Entre los arcos y la capota guardada tenemos un desvirabrisas que es también eléctrico a juego con ésta. Además de práctico, eliminando gran parte de las turbulencias y el efecto túnel que te pone los pelos en la cara, es muy cómodo y por lo tanto es un elemento que te permite abrir el techo en más ocasiones.
Mecánica de nivel
En la escala de potencia de la gama, nuestro motor TSFI de 211 CV está en medio, por encima está el TTS y RS, los más deportivos y radicales, y por abajo el 1.8 de 160 CV y el diesel de 170 CV.
En la virtud del término medio, y con un peso de 1.405 Kg - sólo 45 kg más que el coupé - la relación peso/potencia del TT Roadster 2.0 TFSI es de 6,4 Kg, lo que unido a una sección frontal baja permite sacar un gran partido a un motor que se muestra dócil, pero contundente, permitiendo prestaciones de primera línea, con una conducción deportiva y también una conducción turística, disfrutando del aire y del sol y beneficiándonos de unos consumos bastante benévolos.
Si a este estupendo motor, le añadimos un cambio automático y secuencial, y una tracción total, hemos encarecido el coche en unos 7.000 euros, pero hemos aumentado significativamente su placer de conducción y su efectividad como deportivo.
Equipamiento de serie flojo
A bordo del TT se denota calidad de acabados, con un diseño limpio en un compartimento no demasiado estrecho, pero para dos.
Está claro que el TT no se vende por su equipo, y es que siguiendo la natural inercia de las marcas alemanas de poner una lista de equipamiento opcional infinita, en un TT no caben todas las cosas. Sin embargo, entrando en un precio y acabado de lujo, no hay elementos que coches cuatro veces más baratos si llevan.
Por lo tanto, no estaría de más ofrecer de serie cosas como los automatismos de luces y lluvia, o unos faros de xenon o el programador de velocidad.
Si bien aumentamos el precio, la verdad es que no hay una definición de niveles de equipamiento, y cada cliente personalizará el TT a su gusto. Y aquí repetimos lo mismo de siempre, ya no es el precio, sino el lapsus de olvidar ciertos elementos que después, una vez el coche fabricado no se pueden añadir porque hay que hacerlo en la cadena de producción.
Temperamento rozando lo radical alargando el bolsillo
De forma opcional, nuestra unidad contaba con la guinda del pastel que es el sistema de control dinámico de la conducción. La amortiguación, la gestión del acelerador, la asistencia a la dirección, la respuesta de los controles de estabilidad y frenado y las leyes de cambios en posición automática se pueden variar con un solo botón.
La sensación es la de conducir un coche mucho más potente, de chasis más rígido, con lo que nuestro placentero roadster se transforma en un radical deportivo que te permite ritmos de vértigo y en el que el único punto algo negativo son unos frenos que hay que calentar, porque curiosamente en las primeras frenadas te parece que los frenos es que no están a la altura, pero al revés que nos suele suceder según pasan los kilómetros el TT frena cada vez mejor.
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