Texto: Equipo de pruebas 29/10/2009. Fotografías Com & Com. Publicado octubre 2009

Rf motor: FIAT Tipo: G-199A8000
Pudiera parecer como una simple versión "tuneada" del Grande Punto, pero hay suficientes diferencias que separan a este Abarth de su hermano de Fiat.
Detalles en negro
Por fuera es inconfundible que se trata de un Grande Punto. La transformación estética que realiza Abarth se centra en el color negro, presente en todo el contorno del coche. Tenemos una banda negra que recorre la parte inferior de los paragolpes, los pasos de rueda y los faldones de la carrocería.
En negro también podemos ver el fondo de las ópticas delanteras y las molduras que albergan los faros antiniebla.
Las llantas de aleación ligera de 17" también cobran protagonismo. Su diseño deja entrever perfectamente el equipo de frenos, destacando las enormes pinzas delanteras firmadas por Brembo y que están pintadas en rojo.
Por detrás observamos la salida de escape doble y cromada, así como un discreto spoiler sobre el techo que podría ser un poco más grande para subrayar su deportividad.
Como no, al ser más bajo que un Fiat Grande Punto se gana en estética deportiva, además de en comportamiento por tener el centro de gravedad más bajo.
Atmósfera rácing
El Abarth Grande Punto es de esos pocos coches en los que nada más subirte te das cuenta de que estás en un coche deportivo y especial, lo cual tiene mucho mérito porque el interior posee el mismo diseño que el Fiat Grande Punto y todo nos suena.
Pero Abarth tiene que poner su granito de arena para diferenciarse, y lo primero que vemos son unos asientos delanteros con reposacabezas integrado y un diseño muy similar al de un bucket de un coche de competición. El agarre lateral que proporcionan es muy bueno, como también lo es el tapizado en piel vuelta (también presente en los paneles de las puertas) que nos aproxima mucho a esa atmósfera rácing que nombramos.
Como decíamos, el salpicadero tiene el mismo diseño que el del Fiat Grande Punto, aunque observamos detalles como unos pespuntes en rojo en la empuñadura del freno de mano, volante, pomo de la palanca de cambios y en los asideros de las puertas. Tenemos también la parte inferior del salpicadero acabada en blanco.
El volante está ligeramente achatado en su parte inferior y tiene el mismo diseño que su hermano de Fiat pero incorpora el logotipo del escorpión en el centro del volante, como también encontramos otro logotipo debajo del aireador delantero derecho.
Sabor añejo
Eso es lo que nos evoca el comportamiento del motor del Abarth, puesto que sus sensaciones nos hacen rememorar al "viejo" Fiat Uno Turbo i.e. Es un motor que tiene cierto retraso del turbo a la hora de acelerar, pero cuando éste se manifiesta lo hace con una patada bastante contundente que nos pega bien al asiento.
Lo malo es que esta patada se acaba a las 5.000 rpm (como también pasaba en el Uno Turbo) y no merece la pena subirlo más de vueltas porque por el empuje que obtenemos es mejor subir una marcha más.
El motor es un 1.368 CC con 155 CV y un par máximo de 206 Nm a 5.000 rpm (justo el régimen en el que no merece la pena estirar más el motor). Gracias al sistema "Sport Boost", que se activa con una tecla en el salpicadero, cuando circulamos con este sistema dispondremos de un par máximo de 230 Nm a 3.000 rpm.
En la práctica merece bastante la pena ir con este sistema siempre conectado, ya que en caso contrario la respuesta al acelerador es bastante pobre y tendremos que pisarlo más para conseguir una aceleración digna.
La caja de cambios es de 6 velocidades con unos desarrollos adecuados y una sexta velocidad tirando a larga. Su principal problema son los recorridos y tacto, que son clavados a los de cualquier Fiat Grande Punto y que no encajan en absoluto con la filosofía de este coche.
Frenos incansables
Da gusto lanzarse sobre el pedal central a la hora de para el Abarth Grande Punto, ya que su equipo de frenos se muestra excelente por un tacto muy bueno, una potencia de frenada encomiable y por una resistencia al uso intensivo muy elevada. Un 10 para Abarth y los señores de Brembo.
En general es un coche que tiene muy buena precisión a la hora de trazar curvas y gran parte de la culpa la tienen los neumáticos que equipa de serie que proporcionan un agarre digno de destacar. Lo peor viene a la hora de hacer un cambio de apoyo o una transferencia de masas, ya que la barra de torsión que equipa en el eje trasero no es capaz de digerir todo el trabajo que se le viene encima. Al menos en curvas cerradas el eje trasero sí que viene en nuestra ayuda y nos permite redondear los giros de forma completamente natural.
No esperemos encontrar mucho confort en este Abarth porque que la suspensión filtra poquísimo las irregularidades de la carretera, cosa que, por otro lado, hará las delicias de los que prefieren sensaciones similares a las de un coche de rallyes.
Otro acierto es el tarado del ESP y ABS, que durante nuestra prueba se mostraron casi nada intrusivos y nos permiten jugar a hacer pequeñas diabluras con el coche a pesar de que el ESP no es desconectable.
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