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El todocamino de Mazda llegará a España a finales de agosto
Cuando Mazda presentó su concept MX-Crossport en el Salón del Automóvil de Detroit de 2005, recibió una acogida tan extraordinaria que se decidió designar de forma casi inmediata un equipo de diseño, dirigido por el Jefe de Diseño Iwao Koizumi, para desarrollar una versión de producción en serie: el Mazda CX-7. La historia del diseño de este vehículo único tiene, en parte, inspiración europea.
Una de las experiencias personales que Koizumi aplicó a la hora de desarrollar un diseño con una perspectiva global fue su primer encuentro con los deportivos europeos. “Conservo un recuerdo de cuando era niño. No tendría ni diez años cuando ví las 24 Horas de Le Mans del año 1967. Recuerdo que permanecía boquiabierto, con la vista clavada en la pista contemplando un Ferrari P4, un Porsche Carrera 10 y un Ford GT40 Mk. IV que corrían prácticamente igualados. Cuando tuve edad de conducir, ese asombro se fue transformando en respeto por la cultura europea del automóvil. Y creo que transmito ese sentimiento a los valores Zoom-Zoom de los coches que diseñamos actualmente”.
En el desarrollo del CX-7, la consigna era crear un “cruce entre un SUV y un deportivo”. Por eso, el equipo empezó por consolidar la definición y la imagen de un deportivo. Koizumi reunió a sus jóvenes diseñadores y les hizo reflexionar acerca de todos los detalles de diseño que llevan a una persona a afirmar: “este coche es un deportivo”. Sorprendentemente, las imágenes concebidas por los diseñadores tenían una clara influencia europea, donde existe una larga y notoria tradición de construcción de deportivos. Por supuesto, hay tantos géneros y convenciones que la imagen de lo que es un deportivo puede variar notablemente de una persona a otra. Pero, según Koizumi, “creo que nuestras investigaciones nos han llevado a lograr una definición universal de lo que es un deportivo, que estoy seguro que encantará a conductores de todo el mundo. Y esa definición guarda una estrecha relación con el éxito del diseño del CX-7”.
La combinación resultante de forma y lenguaje de diseño transforma las grandes proporciones del CX-7 mediante elementos que subrayan sus credenciales deportivas. El pilar A tiene una fuerte inclinación que se prolonga suavemente en la línea del techo, y que empieza a descender relativamente pronto, a la altura del pilar B, bajando hasta el pilar D, hasta formar una sección trasera corta, rematada por un spoiler. Otros elementos de diseño deportivo se encuentran en la línea de cintura elevada y las marcadas líneas del capó, situadas ligeramente hacia el interior para dejar más sitio a unas aletas delanteras sobredimensionadas. En la parte trasera, se han incorporado elementos redondeados (pilotos y tubos de escape), en la línea de los deportivos italianos tan alabados durante las últimas tres décadas.
El diseño interior del Mazda CX-7 no escapa a esta inspiración deportiva, a la que contribuyen toques como el velocímetro con escala graduada hasta 240 km/h, o el volante y el pomo de la palanca de cambios forrados en piel. La posición del conductor, que se ve envuelto por el panel de instrumentos y disfruta de una palanca de cambios situada en posición elevada, está inspirada en estudios sobre el interiorismo de los modernos deportivos europeos.
El diseño contribuye en buena medida a hacer del Mazda CX-7 un “cruce entre un SUV y un deportivo”. Combina el atractivo intemporal de los deportivos europeos con la amplitud, el confort y la calidad de un SUV. Viste su envoltura atlética con la misma sofisticación que el Mazda RX-8, con una apariencia poderosa y expresiva. Si a esto se le añade un motor turbo de altas prestaciones e inyección directa de gasolina y una calidad de acabados imbatible, el resultado es un Mazda en la cumbre de la innovación.
El CX-7 llegará al mercado español a finales del próximo mes de agosto.
Fuente: Dpto. Prensa Mazda
