¿El cerrojazo crediticio es culpa de las turbulencias financieras internacionales, del castigo bursátil que sufre las acciones bancarias o de las expectativas de un deterioro severo de la economía y de la solvencia de las empresas? Según el Banco de España de los tres factores. En su última Encuesta de Préstamos Bancarios señala que la crisis financiera afecta sobre todo a la financiación de las grandes operaciones (compras, fusiones, grandes inversiones,...), porque los prestamistas internacionales valoran su propia posición de capital y la falta de disponibilidad de fondos por su situación de liquidez. En cambio, en la financiación de pymes y particulares el elemento que más pesa es el empeoramiento de las perspectivas económicas: ante el aumento de la morosidad, que ha llevado a que aumenten un 90% los impagados en agosto, las entidades financieras se lo miran mucho antes de dar un crédito.
Modest Guinjoan, director de economía y empresas de Pimec, explica que "las empresas financian el circulante, el desfase entre los pagos a los proveedores y los cobros de sus clientes, con pólizas de crédito, pero ahora esas líneas no se renuevan, o no se amplían para hacer frente a algún impago. Entonces a su vez, ellas mismas retrasan pagos y se entra en una dinámica infernal".
"Nos exigen unas garantías que prácticamente hacen imposible que te den el crédito", lamenta Salvador Duarte, presidente la CTAC-UGT en Catalunya, una asociación que agrupa a pequeños autónomos. "Te piden avales inmobiliarios (que se garantice el crédito con una vivienda o un local); o el aval de algún familiar que tenga nómina o que pignores una cantidad importante: 30.000 euros inmovilizados para que te den un crédito sólo algo superior". En su asociación, explica, se han multiplicado por cinco las consultas de autónomos que se plantean declararse en concurso. "Si tienes un impagado grande te resulta imposible financiarlo", lamenta. "Y es también imposible conseguir crédito para abrir un negocio o para ampliarlo".