Las gradas estaban llenas otro año más, sobretodo el domingo, lo que demuestra que pese al dominio absoluto de Vettel esta temporada los aficionados españoles no se cansan ni tiran la toalla, creen en la remontada o mejor dicho creen que para que se produzca el milagro de la remontada ellos no pueden fallar, ni aflojar y deben estar apoyando a Fernando incansablemente. Y allí, en pleno verano y con temperaturas ambiente de 30 grados y 47 grados de asfalto, la afición volvió a rugir. ¿Fue su rugir lo que llevó a Fernando a adelantar dos coches tras la salida en la frenada de la primera curva? ¿Fueron todos esos gritos los que le dieron esas últimas décimas de segundo para arrebatarle a Webber la segunda plaza? Es difícil de saber, pero los pilotos acostumbramos a decir que no podemos ir más deprisa ni hacerlo mejor por mucho que sintamos el apoyo de la afición en nuestro Gran Premio, aunque visto lo visto quizás nos equivocamos. No deja de ser curioso que las dos mejores salidas de la temporada las haya hecho Fernando ante su público, como fue en Barcelona y ahora Valencia. Sin duda, las dos salidas donde ha arriesgado más aún y a sabiendas de que el riesgo de quedarse enganchado con otro coche era alto. Todo por su afición porque no quería darles un resultado mediocre. Yo lo encuentro espectacular y una respuesta en la pista fantástica a toda esa pasión de las gradas.
Personalmente debo reconocer que me sentí en deuda con todos esos aficionados porque no les pude corresponder en pista. Cada vez que un aficionado me preguntaba si iba a correr me sentía tremendamente triste al decirles que no. Y no es que estuviera previsto que compitiera aquí, que no lo estaba, pero el hecho de haber corrido en el anterior GP de Canadá te hace ilusionarte durante toda la semana y te preguntas: ¿Y si finalmente corro aquí? No pudo ser y no hay que darle más vueltas, vendrán otras, pero lo sentí por todas esas caras de decepción cuando les respondía con un "Aquí No". ¡Lo siento!
/Pedro de la Rosa