El fraude supone uno de los principales quebraderos de cabeza para las aseguradoras, especialmente las del ramo de automóvil, que soportan el 75,79 por ciento de todos los casos que se dan en España y que se cometen sobre todo en el momento de la suscripción.
Según un estudio elaborado por ICEA con los datos de 21 grandes compañías, el año pasado se detectaron 41.015 casos de fraude en seguros de automóvil, que habrían supuesto a esas aseguradoras un coste de 112,24 millones de euros, aunque tras las pesquisas sólo se pagaron 26,57 millones.
Una buena parte de los fraudes se produjeron en el momento de la suscripción de la póliza, cuando el 22,13 por ciento de los interesados ocultó que su automóvil ya había sufrido un accidente que había dejado daños que pretendía cargar al seguro posteriormente.
En el 3,73 por ciento de los casos, los asegurados ampliaron coberturas en fechas próximas al siniestro, lo que hace sospechar a las aseguradoras que los clientes se decidieron a aumentar las coberturas de riesgos justo después de sufrir un accidente. El fraude también supone un serio problema para el sector de seguros generales y de responsabilidad civil, que detectó 10.549 irregularidades, de las que el 61,64 por ciento se habían producido en el momento de la suscripción, sobre todo de pólizas de hogar y de comunidades de vecinos.
Ese número de casos descubiertos representaron casi el 20 por ciento del total del sector y habrían ocasionado unos desembolsos de 21,23 millones de euros si no hubieran sido destapados (finalmente sólo se abonaron 2,6 millones). El ramo que menos fraude sufrió en 2003 fue el de pólizas de vida, accidentes y salud, con 2.073 casos, el 3,83 por ciento del total. Nuevamente, el momento de la suscripción fue crucial, porque el 70,42 por ciento de los fraudes se cometieron al contratar la póliza y ocultar que ya se padecía, por ejemplo, una enfermedad.
Esos fraudes habrían costado inicialmente a las aseguradoras unos 7,3 millones de euros, aunque las investigaciones de las compañías evitaron el pago de 7 millones de euros. Por ello, la entidad investigadora del mercado asegurador, ICEA, destaca la necesidad de luchar contra el fraude y recuerda que de cada euro invertido en combatir las irregularidades, se recuperan 0,60 euros. Lo que no hace tanto el sector asegurador es acudir a los tribunales para demandar el intento de estafa, ya que sólo fueron denunciados el 2 por ciento de los casos el año pasado.
Según un estudio elaborado por ICEA con los datos de 21 grandes compañías, el año pasado se detectaron 41.015 casos de fraude en seguros de automóvil, que habrían supuesto a esas aseguradoras un coste de 112,24 millones de euros, aunque tras las pesquisas sólo se pagaron 26,57 millones.
Una buena parte de los fraudes se produjeron en el momento de la suscripción de la póliza, cuando el 22,13 por ciento de los interesados ocultó que su automóvil ya había sufrido un accidente que había dejado daños que pretendía cargar al seguro posteriormente.
En el 3,73 por ciento de los casos, los asegurados ampliaron coberturas en fechas próximas al siniestro, lo que hace sospechar a las aseguradoras que los clientes se decidieron a aumentar las coberturas de riesgos justo después de sufrir un accidente. El fraude también supone un serio problema para el sector de seguros generales y de responsabilidad civil, que detectó 10.549 irregularidades, de las que el 61,64 por ciento se habían producido en el momento de la suscripción, sobre todo de pólizas de hogar y de comunidades de vecinos.
Ese número de casos descubiertos representaron casi el 20 por ciento del total del sector y habrían ocasionado unos desembolsos de 21,23 millones de euros si no hubieran sido destapados (finalmente sólo se abonaron 2,6 millones). El ramo que menos fraude sufrió en 2003 fue el de pólizas de vida, accidentes y salud, con 2.073 casos, el 3,83 por ciento del total. Nuevamente, el momento de la suscripción fue crucial, porque el 70,42 por ciento de los fraudes se cometieron al contratar la póliza y ocultar que ya se padecía, por ejemplo, una enfermedad.
Esos fraudes habrían costado inicialmente a las aseguradoras unos 7,3 millones de euros, aunque las investigaciones de las compañías evitaron el pago de 7 millones de euros. Por ello, la entidad investigadora del mercado asegurador, ICEA, destaca la necesidad de luchar contra el fraude y recuerda que de cada euro invertido en combatir las irregularidades, se recuperan 0,60 euros. Lo que no hace tanto el sector asegurador es acudir a los tribunales para demandar el intento de estafa, ya que sólo fueron denunciados el 2 por ciento de los casos el año pasado.