Volkswagen apoya el desarrollo de la segunda generación de biocombustibles con el propósito de reducir de forma significativa las emisiones de gases de los vehículos y el consumo de carburante.
La estrategia de la marca en cuanto a combustible y tecnología de propulsión apunta a una línea encaminada a lograr una movilidad más sostenible sin menoscabar el placer, ni la satisfacción por la conducción. En definitiva, una movilidad que no sólo tenga sentido desde el punto de vista económico, sino también ecológico y social.
Las reservas de combustible fósil, como el petróleo mineral y el gas natural, escasean cada vez más, mientras que el consumo, sobre todo en los mercados emergentes, aumenta de manera exponencial. Por consiguiente, hace falta un esfuerzo global para reducir las emisiones tóxicas. Habida cuenta del aumento de los precios de las materias primas y de la disminución de recursos disponibles, la segunda generación de combustibles biógenos ofrece una alternativa económicamente viable y respetuosa con el medio ambiente en aras de una conducción ecológica.
La 2ª generación de biocombustibles es por ejemplo, el SunFuel, un combustible líquido sintético a partir de biomasa que utiliza parcial o totalmente plantas de muy diversos tipos como materia prima, y celulosa de etanol, que se obtiene de la paja. Si la 1ª generación de biocombustibles, como el BioDiesel o el Bioetanol, se obtenía a partir de la semilla o de la flor de algunas plantas, la 2ª generación utiliza la planta entera, así como paja, heno y madera en el proceso de fabricación. El resultado final: un combustible sintético de extrema pureza y de elevada eficiencia. El proceso de conversión de biomasa a líquido, por ejemplo, aumenta la producción agrícola en un factor de 3, sin ir en detrimento de la producción destinada a la alimentación y a otros productos.
En la actualidad, Volkswagen ya colabora en proyectos de investigación agrícola para el cultivo de plantas energéticas y el desarrollo de nuevas técnicas agrícolas que aumentarán la productividad en niveles aún mayores. El potencial cuantitativo de la biomasa es prácticamente ilimitado: el crecimiento constante de plantas por todo el planeta supera con creces la demanda de energía primaria. En consecuencia, la 2ª generación de biocombustibles podría reemplazar una parte sustancial de los combustibles convencionales. La superficie que existe actualmente permite sustituirlos por biomasa y cubrir un 25 por ciento de las necesidades de energía primaria.
VW trabaja estrechamente con otros fabricantes de automóviles, así como con universidades, empresas de biotecnología y fabricantes de instalaciones y bienes de equipo, así como petroquímicas, en el desarrollo de nuevas fuentes de combustible. VW apoya la investigación en todos los procesos y tecnologías prometedoras, y ya está trabajando en nuevos sistemas de propulsión diseñados para adaptarse a estos combustibles innovadores. Gracias a la cercana cooperación establecida con CHOREN Industries GmbH y otros socios, Volkswagen desarrolló un combustible diesel sintético, denominado SunFuel.
En este caso, al utilizar biomasa como material básico, cierra virtualmente el ciclo del carbono y puede reducir los gases causantes del efecto invernadero en más de un 90%. El departamento de tecnología de motores de gasolina de Volkswagen está trabajando conjuntamente con, entre otras empresas, Iogen Corporation, con sede en Ottawa, cuyo proceso de elaboración de bioetanol ofrece un elevado potencial, similar en la reducción del CO2.
Volkswagen está preparado para invertir de manera significativa en el desarrollo y industrialización de la producción de biocombustibles en el mundo. No obstante, este compromiso del sector necesita el apoyo de un marco regulador claro y homogéneo en forma de una política fiscal orientada al CO2 que proporcione seguridad y fiabilidad a largo plazo. En primer lugar, el modelo fiscal debería basarse en la eficiencia del CO2. A la vista de las ventajas significativas y del carácter innovador de los procesos de producción de la 2ª generación de biocombustibles, es imperativo que el modelo también tenga en cuenta criterios adicionales de sostenibilidad, a la hora de definir los impuestos sobre carburantes.
La estrategia de la marca en cuanto a combustible y tecnología de propulsión apunta a una línea encaminada a lograr una movilidad más sostenible sin menoscabar el placer, ni la satisfacción por la conducción. En definitiva, una movilidad que no sólo tenga sentido desde el punto de vista económico, sino también ecológico y social.
Las reservas de combustible fósil, como el petróleo mineral y el gas natural, escasean cada vez más, mientras que el consumo, sobre todo en los mercados emergentes, aumenta de manera exponencial. Por consiguiente, hace falta un esfuerzo global para reducir las emisiones tóxicas. Habida cuenta del aumento de los precios de las materias primas y de la disminución de recursos disponibles, la segunda generación de combustibles biógenos ofrece una alternativa económicamente viable y respetuosa con el medio ambiente en aras de una conducción ecológica.
La 2ª generación de biocombustibles es por ejemplo, el SunFuel, un combustible líquido sintético a partir de biomasa que utiliza parcial o totalmente plantas de muy diversos tipos como materia prima, y celulosa de etanol, que se obtiene de la paja. Si la 1ª generación de biocombustibles, como el BioDiesel o el Bioetanol, se obtenía a partir de la semilla o de la flor de algunas plantas, la 2ª generación utiliza la planta entera, así como paja, heno y madera en el proceso de fabricación. El resultado final: un combustible sintético de extrema pureza y de elevada eficiencia. El proceso de conversión de biomasa a líquido, por ejemplo, aumenta la producción agrícola en un factor de 3, sin ir en detrimento de la producción destinada a la alimentación y a otros productos.
En la actualidad, Volkswagen ya colabora en proyectos de investigación agrícola para el cultivo de plantas energéticas y el desarrollo de nuevas técnicas agrícolas que aumentarán la productividad en niveles aún mayores. El potencial cuantitativo de la biomasa es prácticamente ilimitado: el crecimiento constante de plantas por todo el planeta supera con creces la demanda de energía primaria. En consecuencia, la 2ª generación de biocombustibles podría reemplazar una parte sustancial de los combustibles convencionales. La superficie que existe actualmente permite sustituirlos por biomasa y cubrir un 25 por ciento de las necesidades de energía primaria.
VW trabaja estrechamente con otros fabricantes de automóviles, así como con universidades, empresas de biotecnología y fabricantes de instalaciones y bienes de equipo, así como petroquímicas, en el desarrollo de nuevas fuentes de combustible. VW apoya la investigación en todos los procesos y tecnologías prometedoras, y ya está trabajando en nuevos sistemas de propulsión diseñados para adaptarse a estos combustibles innovadores. Gracias a la cercana cooperación establecida con CHOREN Industries GmbH y otros socios, Volkswagen desarrolló un combustible diesel sintético, denominado SunFuel.
En este caso, al utilizar biomasa como material básico, cierra virtualmente el ciclo del carbono y puede reducir los gases causantes del efecto invernadero en más de un 90%. El departamento de tecnología de motores de gasolina de Volkswagen está trabajando conjuntamente con, entre otras empresas, Iogen Corporation, con sede en Ottawa, cuyo proceso de elaboración de bioetanol ofrece un elevado potencial, similar en la reducción del CO2.
Volkswagen está preparado para invertir de manera significativa en el desarrollo y industrialización de la producción de biocombustibles en el mundo. No obstante, este compromiso del sector necesita el apoyo de un marco regulador claro y homogéneo en forma de una política fiscal orientada al CO2 que proporcione seguridad y fiabilidad a largo plazo. En primer lugar, el modelo fiscal debería basarse en la eficiencia del CO2. A la vista de las ventajas significativas y del carácter innovador de los procesos de producción de la 2ª generación de biocombustibles, es imperativo que el modelo también tenga en cuenta criterios adicionales de sostenibilidad, a la hora de definir los impuestos sobre carburantes.