El objetivo no es tanto sancionar como acabar con esta permanente fuente de molestias. Así, si antes de 15 días el infractor demuestra que ha arreglado el escape, se librará de la multa. De lo contrario, tendrá que pasar por caja: 300 euros le costará la broma. Desde el 1 de enero, han sido 51 los controles policiales llevados a cabo para controlar la emisión de ruido por parte de los vehículos. Se han sometido a revisión 438 vehículos, lo que ha dado lugar a 17 denuncias. Además, siete vehículos han sido inmovilizados por superar el nivel de ruido permitido.
Ahora, con la llegada del buen tiempo, estos controles se intensificarán. Entre otras razones, porque son muchos los vecinos que empiezan a dormir con las ventanas abiertas y los escapes libres se convierten en una tortura. Como se afirma desde la Concejalía, "buscamos una mayor concienciación de los conductores, reducir el número de vehículos con exceso de ruido y denunciar las infracciones detectadas, así como inmovilizar y retirar aquellos vehículos que superen los límites fijados".