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    Morir en accidente de tráfico en España resulta 15 veces más barato que en Noruega

    28 de abril de 2005
    En los análisis coste-beneficio que realizan las Administraciones Públicas para evaluar las inversiones en prevención. En nuestro país, sólo en 2002 perdieron la vida 5.347 personas y los costes socioeconómicos asociados ascendieron a 11.606 millones de euros

    Se estima que cada año mueren en el mundo 1,2 millones de personas por accidentes de tráfico, unos 3.242 fallecidos diarios, y hasta 50 millones de ciudadanos resultan heridos. Las previsiones de la Organización Mundial de la Salud indican que, sin un renovado compromiso con la prevención, estas cifras aumentarán en torno al 65% en los próximos 20 años.

    Aún cuando en términos generales se observa un aumento lento y regular del nivel de seguridad (en 30 años, el volumen global del tráfico rodado se ha triplicado en los veinticinco países de la UE, mientras que el número de muertes en carretera ha disminuido un 50 %), la situación sigue siendo social y económicamente inadmisible.

    La Comisión Europea reconoce que el coste de prevenir los accidentes de tráfico es generalmente mucho menor que el coste económico de los daños personales y materiales causados por los mismos.

    En 2002, 49.719 personas perdieron la vida en las carreteras de la Europa de los Veinticinco, y sólo los traumatismos causados por los siniestros de circulación cuestan a los países integrantes de la Unión Europea 160.000 millones de euros al año, es decir, dos veces el presupuesto anual para todas las actividades de la Unión.

    En España sólo en 2002, los costes socioeconómicos de las 152.264 víctimas de los accidentes viarios, de las que 5.347 perdieron la vida, representaron entre 11.606 y 16.011 millones de euros, en función de si el cálculo se realiza por el método de las indemnizaciones o por el de la disposición al pago, respectivamente.

    Sin embargo, son los heridos los que más gastos ocasionan. El Hospital Nacional de Parapléjicos cifró en 1999 en más de 60.000 euros el coste medio de hospitalización de cada paciente. Cada año se registran mil casos nuevos de lesionados medulares, de los que más del 40% proceden de accidentes de tráfico.

    La mayor frecuencia de muertes se da entre los conductores varones de 18 a 34 años (suponen el 40% de los fallecimientos en carretera), lo que convierte a los accidentes de tráfico en los responsables del 50% de las muertes entre la población joven española y de un tercio de las muertes de los jóvenes en todo el mundo.

    Para poder establecer cuánto hay que invertir para evitar tanto las muertes como los heridos causados por accidentes viarios hace falta determinar cuánto cuestan los siniestros. No obstante, la valoración en términos monetarios de la vida humana presenta problemas éticos y teóricos. Muchos expertos rechazan cuantificar tanto lo que vale un ser humano como el sufrimiento que causan sus lesiones o su pérdida, sin embargo, resulta necesario para contemplar este aspecto en los proyectos de infraestructuras. Por ello, en lugar del término “coste de la vida humana” se prefiere el de “coste estadístico” o “coste justificable de prevención”.

    Existen varios métodos de valoración del coste de los accidentes de tráfico y ninguno proporciona una evaluación exhaustiva de todos los elementos de coste. Los distintos métodos son:
    ⎯ Coste de indemnización, que calcula lo que le cuesta a la sociedad la indemnización a la víctima o a sus parientes y amigos para restablecer la situación en la que se encontraban antes del accidente. Este valor es utilizado como base por las aseguradoras para calcular las cantidades a pagar como compensación.
    ⎯ Capital humano, que estima el coste que supone para la sociedad la muerte de uno de sus miembros o su discapacidad, basándose en el valor del tiempo de trabajo o de la producción que podría haber llevado a cabo el individuo. Aquí se contempla las pérdidas de producción bruta y neta y el valor de los años de vida perdidos.
    ⎯ La disposición al pago. Se refiere a las cantidades que tanto el individuo como la sociedad están dispuestos a pagar para evitar accidentes o sus consecuencias negativas.

    Los resultados obtenidos a través de los distintos métodos ofrecen cifras muy dispares: el método de la disposición al pago puede quintuplicar la cantidad extraída por el método de las indemnizaciones, pero es el de la disposición al pago el recomendado por la UE para calcular los costes socioeconómicos de los accidentes.

    El mayor obstáculo en el diseño de la estrategia de prevención de accidentes en relación al coste-beneficio de las medidas a tomar es la falta de consenso a la hora de determinar la metodología de valoración de costes a utilizar y qué términos deben ser incluidos.

    Los elementos del coste de un accidente viario según la metodología del COST 313, informe de la Comisión Europea sobre los costes socioeconómicos de los accidentes de carretera, son:
    ⎯ Por víctima: costes médicos, de rehabilitación no médica, pérdida de capacidad productiva, otros costes económicos y costes humanos.
    ⎯ Por accidente: daños materiales, costes administrativos y otros costes. 3

    Los costes médicos, de rehabilitación no médica, los daños materiales y los costes administrativos son considerados costes directos de los accidentes de tráfico, mientras que los costes humanos y de pérdida de capacidad productiva son efectos que los accidentes tienen sobre el conjunto de la sociedad. En este sentido, en el caso de los accidentes con víctimas mortales la pérdida de capacidad productiva se refiere a la producción que hubiera realizado la persona fallecida. La pérdida de capacidad productiva neta resta a este valor el consumo que hubiera llevado a cabo la víctima.

    En nuestro país, es el Sistema Legal de Valoración del Daño Corporal el que estipula las compensaciones a pagar por las compañías de seguros, vía mutuo acuerdo o por sentencia judicial, a los perjudicados por accidentes de tráfico, sin incluir las cantidades destinadas a pagar pensiones (de viudedad, orfandad…) No todos los lesionados o fallecidos tienen el mismo valor, ya que dependiendo de la edad, si el fallecido o lesionado tiene pareja, descendientes o ascendientes a su cargo o su nivel de renta, las cantidades a pagar varían. A estas cifras se suman las correspondientes por las pólizas suscritas por los afectados, siempre que no sean responsables del accidente.

    En España el último criterio oficial de valoración de los accidentes en los proyectos de carreteras lo estableció el desaparecido Ministerio de Obras Públicas y Transporte en 1992, que usaba como valores de referencia 25 millones de pesetas por víctima mortal y 3,3 millones de pesetas por herido. Este documento ya contemplaba la necesidad de incrementar estas cifras para igualar las de los países del entonces Mercado Común Europeo “que llegan a ser 10 veces superior a las españolas”.

    En los cálculos actuales se actualizan estas cifras a precios corrientes, con lo que el valor resultante aplicando los criterios de corrección estadísticos pertinentes es de 33,34 millones de pesetas (200.407 euros) por fallecido y 4,21 millones de pesetas (25.032 euros)por herido.

    La Unión Europea usa como valor oficial de la vida humana la cifra de un millón de euros en el análisis de coste-beneficio referente a las inversiones en seguridad vial. Esta regla fue introducida por la Comisión Europea en 1997 sobre el nivel de precios de 1995.

    Este valor monetario incluye los costes de prevención de la muerte en sí misma y parte de los daños de los heridos y del vehículo pero no los costes inmateriales, relativos al dolor y sufrimiento de las víctimas y sus allegados. Tras una mejora en 1997 por el Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte, se añadió el valor de prevenir los daños inmateriales y el daño de los accidentes no registrados, mientras una segunda modificación actualizó el valor al nivel de precios de 2000, con lo que deja el coste de salvar una vida humana en 4,05 millones de euros. Sin embargo, la Comisión mantiene el valor de 1 millón de euros como una cifra redonda simbólica que sirve para promover las inversiones en materia de seguridad vial en la Unión.

    Por otra parte, los valores de costes prevención de heridos en accidente de tráfico de la Comisión Europea (en precios de 2000 sin IVA incluido) son:

    Herido grave 125.000 euros
    Herido leve 2.720 euros
    Daños a la propiedad 1.130 euros 4

    No obstante, en la práctica ni la regla del millón de euros ni las cifras referidas a lesionados se emplean en los análisis de coste-beneficio y cada país europeo utiliza su propio valor.

    En España el valor de prevención de víctimas en accidente de tráfico es el más bajo de los países analizados, suponiendo la cuarta parte de lo que destina Francia, la nación con la cifra más cercana a nuestro país.

    La cantidad destinada a la prevención de muertos en accidentes viarios en España es quince veces inferior a la establecida en Noruega, y la cuantía dirigida a prevenir heridos en nuestra nación es ochenta y dos veces menor que en el país nórdico.

    De lo que se desprende que si se aumentara el valor del coste de prevención de víctimas en accidentes de tráfico en España, la rentabilidad y la prioridad de las inversiones en medidas de seguridad vial se vería aumentada, reduciéndose además el tiempo necesario para su amortización.

    Existen múltiples medidas a tener en cuenta que pueden evaluarse monetariamente en términos de coste por víctima mortal evitada, desglosándose en tres campos: actuaciones sobre las infraestructuras, sobre el comportamiento de los conductores y medidas de seguridad vial.

    Algunos datos de accidentalidad en España
    El perfil de la mayor parte de los accidentes de tráfico se refiere a un único vehículo conducido por un joven y varios pasajeros, que circula sin cinturón de seguridad, y tiene lugar tras el anochecer y durante los fines de semana, mientras que en el resto de la UE los accidentes de tráfico más graves se producen durante los días laborables.

    En nuestro país, a pesar de los esfuerzos de los organismos competentes la accidentalidad no ha seguido la misma tendencia constante a la baja que en los países europeos. Entre 1980, año del primer Plan de Seguridad Vial, y 1983, el número de muertos en accidentes viarios descendió; tendencia que se invirtió desde 1982 hasta 1989, el año donde se registra el máximo histórico, cuando 7.188 personas perdieron la vida en accidentes de tráfico. Entre 1990 y 1993 se observa un descenso firme y continuado de la accidentalidad, pero que se convierte en tendencia ascendente desde 1994 hasta 2000, excepto en 1996 y 1999, cuando se redujo ligeramente el número de muertos.

    Afortunadamente, desde 2001 hasta la actualidad se observa una curva descendente de la mortalidad en accidentes viarios. 
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