La decisión se produjo, según señaló el presidente del sindicato United Auto Workers (UAW), Ron Gettelfinger, después de comprobar que la empresa no se había tomado en serio la fecha límite establecida por el sindicato para resolver los asuntos más conflictivos tras diez días de negociaciones. «No deseamos la parada de los centros de trabajo, pero uno no puede ser empujado a un precipicio y esto es lo que ha pasado aquí», declaró el líder sindical.
General Motors perdió casi 15.000 millones de dólares en 2005 y 2006, en su inmensa mayoría en EE UU, lo que le ha obligado a emprender una amplia reestructuración que incluye el cierre de factorías y la eliminación de miles de puestos de trabajo. GM quiere que UAW acepte drásticos cambios salariales así como una mayor flexibilidad en la supresión de empleos.
Además, para GM el principal objetivo es limitar el gasto que suponen las prestaciones sanitarias para empleados y jubilados, dado que estos costes generan una significativa desventaja competitiva con sus rivales asiáticos. Las negociaciones se siguen con especial interés por los otros dos grandes de Detroit, Ford y Chrysler.