El secretario general de la Federación de Asociaciones de Concesionarios de Automoción (Faconauto), Blas Vives, considera que el descenso de la producción de vehículos en las plantas españolas repercutirá "a la larga" en las redes comerciales de las marcas.
Según la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles (Anfac), la producción de vehículos en España caerá este año en torno a 300.000 unidades. En los ocho primeros meses del año, la producción de vehículos en las plantas españolas cayó un 8,69%, hasta 1,82 millones de vehículos.
Vives, en declaraciones a Europa Press, indicó que este descenso de la producción en la planta española de una determinada marca puede a la larga afectar a la red de concesionarios de esa firma, puesto que la distribución de los vehículos fabricados en España es más sencilla.
Sobre este particular, expuso que los concesionarios "venden mejor el producto nacional, porque el suministro y la cadena de distribución son más sencillos que en el caso de los vehículos importados".
Por otro lado, el secretario general de Faconauto pidió a los sindicatos de las plantas automovilísticas que tengan una visión "más a largo plazo" a la hora de negociar las necesidades de flexibilidad de sus compañías, para adaptarse a la evolución de la demanda. "Los obreros alemanes han demostrado más flexibilidad que los españoles", añadió Vives, quien puso como ejemplo las negociaciones en General Motors España para mantener la producción del Meriva en Figueruelas (Zaragoza), y evitar su traslado a Gliwice (Polonia), "donde los costes laborales son inferiores y la mano de obra tiene la misma cualificación".
En este sentido, aseguró que la representación de los trabajadores defiende sus condiciones con criterios de corto plazo. "Pan para hoy, hambre para mañana", advirtió el responsable de Faconauto, para quien es necesario adaptarse a los rápidos cambios del sector para hacer frente no sólo a la competencia de los países del Este de Europa, sino a la llegada de compañías chinas en un plazo de diez o quince años.
Asimismo, pidió a los sindicatos que a la hora de adoptar sus decisiones no piensen únicamente en los empleos de las fábricas de automóviles, sino en los puestos de trabajo indirectos de los proveedores. "Si se pone en peligro la continuidad de la producción de un vehículo, el efecto negativo es multiplicador para las empresas de componentes", dijo.
A su juicio, el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio debe actuar como árbitro y ayudar al sector del automóvil, "que es la única industria fuerte de España, con catorce fábricas implantadas". "Es una joya y hay que cuidarla", insistió.
Según la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles (Anfac), la producción de vehículos en España caerá este año en torno a 300.000 unidades. En los ocho primeros meses del año, la producción de vehículos en las plantas españolas cayó un 8,69%, hasta 1,82 millones de vehículos.
Vives, en declaraciones a Europa Press, indicó que este descenso de la producción en la planta española de una determinada marca puede a la larga afectar a la red de concesionarios de esa firma, puesto que la distribución de los vehículos fabricados en España es más sencilla.
Sobre este particular, expuso que los concesionarios "venden mejor el producto nacional, porque el suministro y la cadena de distribución son más sencillos que en el caso de los vehículos importados".
Por otro lado, el secretario general de Faconauto pidió a los sindicatos de las plantas automovilísticas que tengan una visión "más a largo plazo" a la hora de negociar las necesidades de flexibilidad de sus compañías, para adaptarse a la evolución de la demanda. "Los obreros alemanes han demostrado más flexibilidad que los españoles", añadió Vives, quien puso como ejemplo las negociaciones en General Motors España para mantener la producción del Meriva en Figueruelas (Zaragoza), y evitar su traslado a Gliwice (Polonia), "donde los costes laborales son inferiores y la mano de obra tiene la misma cualificación".
En este sentido, aseguró que la representación de los trabajadores defiende sus condiciones con criterios de corto plazo. "Pan para hoy, hambre para mañana", advirtió el responsable de Faconauto, para quien es necesario adaptarse a los rápidos cambios del sector para hacer frente no sólo a la competencia de los países del Este de Europa, sino a la llegada de compañías chinas en un plazo de diez o quince años.
Asimismo, pidió a los sindicatos que a la hora de adoptar sus decisiones no piensen únicamente en los empleos de las fábricas de automóviles, sino en los puestos de trabajo indirectos de los proveedores. "Si se pone en peligro la continuidad de la producción de un vehículo, el efecto negativo es multiplicador para las empresas de componentes", dijo.
A su juicio, el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio debe actuar como árbitro y ayudar al sector del automóvil, "que es la única industria fuerte de España, con catorce fábricas implantadas". "Es una joya y hay que cuidarla", insistió.