El coste de la guerra en Irak se ha disparado. El Gobierno estadounidenses está gastando comparativamente mucho más dinero que en la sangrante Vietnam. Con una factura mensual cercana a los 7.000 millones de dólares, los contribuyentes son los más afectados. Entre las partidas más significativas de gastos se encuentras los de mantenimiento y reparación de vehículos. En los primeros años de la contienda, las unidades que regresaban a sus casas dejaban su equipo a las que entraban en combate. Ahora eso no pasa. El año pasado, los mecánicos del Ejército repararon 5.000 de los populares Humvee, los vehículos con los que las tropas salen a patrullar a diario. En el 2006, serán 9.000 los que pasen por el taller.
Las cifras de costes manejadas son mucho mayores que las estimaciones que la Casa Blanca hizo cuando anunció, a principios del 2003, que la invasión del país árabe iba a ser una operación relámpago: llegar, vencer y regresar. Pero la realidad ha sido otra bien distinta que los 60.000 millones proyectados entonces por Donald Rumsfeld. Los estrategas del Pentágono no pudieron -o por lo menos no lo hicieron público- prever el crecimiento exponencial de los costes de reparación y renovación del equipo militar, mermado por los enfrentamientos diarios con la insurgencia.
Según un estudio del Congreso, el coste de la guerra ha ido creciendo sin parar. En el 2003 se consumieron 48.000 millones de dólares; 59.000 millones en el 2004; 81.000 millones en el 2005, y en el 2006 se espera un gasto de 94.000 millones. A la vista de estos números, lo que el Gobierno está gastando en Irak supera con creces lo que "invirtió" en Vietnam entre 1964 y 1972: 61.000 millones al año, calculados sobre el valor actual del dólar.
El coste directo de la guerra para el bolsillo de los contribuyentes suma hasta la fecha más de 280.000 millones de dólares, es decir, unos 6.000 millones al mes, 8 millones por hora. La previsión de los planificadores de la guerra como Donald Rumsfeld y su acólito Paul Wolfowitz era que los ingresos del petróleo iraquí servirían por sí solos para financiar los gastos de la campaña y de la reconstrucción. Nada de eso ha pasado, si no todo lo contrario.
Tal y como reconocen los mandos militares, la factura de la guerra se ha visto desbocada por los costos de la reparación y renovación de equipo. En el primer año de la guerra, estos costes fueron de 2.400 millones de dólares, que subieron en 2004 hasta los 5.200 millones. Este año podrían rozar los 30.000 millones.
Las cifras de costes manejadas son mucho mayores que las estimaciones que la Casa Blanca hizo cuando anunció, a principios del 2003, que la invasión del país árabe iba a ser una operación relámpago: llegar, vencer y regresar. Pero la realidad ha sido otra bien distinta que los 60.000 millones proyectados entonces por Donald Rumsfeld. Los estrategas del Pentágono no pudieron -o por lo menos no lo hicieron público- prever el crecimiento exponencial de los costes de reparación y renovación del equipo militar, mermado por los enfrentamientos diarios con la insurgencia.
Según un estudio del Congreso, el coste de la guerra ha ido creciendo sin parar. En el 2003 se consumieron 48.000 millones de dólares; 59.000 millones en el 2004; 81.000 millones en el 2005, y en el 2006 se espera un gasto de 94.000 millones. A la vista de estos números, lo que el Gobierno está gastando en Irak supera con creces lo que "invirtió" en Vietnam entre 1964 y 1972: 61.000 millones al año, calculados sobre el valor actual del dólar.
El coste directo de la guerra para el bolsillo de los contribuyentes suma hasta la fecha más de 280.000 millones de dólares, es decir, unos 6.000 millones al mes, 8 millones por hora. La previsión de los planificadores de la guerra como Donald Rumsfeld y su acólito Paul Wolfowitz era que los ingresos del petróleo iraquí servirían por sí solos para financiar los gastos de la campaña y de la reconstrucción. Nada de eso ha pasado, si no todo lo contrario.
Tal y como reconocen los mandos militares, la factura de la guerra se ha visto desbocada por los costos de la reparación y renovación de equipo. En el primer año de la guerra, estos costes fueron de 2.400 millones de dólares, que subieron en 2004 hasta los 5.200 millones. Este año podrían rozar los 30.000 millones.