Diversos factores como el precio del combustible, los problemas de circulación, o el no siempre satisfactorio servicio público han llevado a inventar diversas alternativas al problema del desplazamiento; la última: el Car sharing.
Del inglés “coche compartido”, el Car Sharing es un fenómeno que se extiende con celeridad por Alemania, que ya se sitúa como el segundo país en utilizar el servicio tras Suiza. Tras esta alternativa al vehículo privado se esconde un sistema de fácil funcionamiento. El cliente llama a una centralita, obtiene un código determinado y acude a recoger un vehículo al punto más cercano.
La reducción de costes es patente. El usuario paga por cada kilómetro recorrido en un coche que se adapta a sus necesidades, ya sea un vehículo de lujo solicitado para una reunión de trabajo o un deportivo para un momento de ocio, dejando así a un lado el precio del seguro, del mantenimiento y las reparaciones.
Pese al éxito de la idea en países del norte de Europa, donde existen buenas infraestructuras de transporte público y la sensibilidad medioambiental está muy pronunciada, distintos expertos del sector ya han manifestado su incredulidad ante una futura implantación masiva de esta modalidad de propiedad en el mercado.
Pese a ello, países del sur de Europa, Asia y Norteamérica son vistos como los próximos candidatos a experimentar lo que de momento no deja de ser una tendencia aislada.
Del inglés “coche compartido”, el Car Sharing es un fenómeno que se extiende con celeridad por Alemania, que ya se sitúa como el segundo país en utilizar el servicio tras Suiza. Tras esta alternativa al vehículo privado se esconde un sistema de fácil funcionamiento. El cliente llama a una centralita, obtiene un código determinado y acude a recoger un vehículo al punto más cercano.
La reducción de costes es patente. El usuario paga por cada kilómetro recorrido en un coche que se adapta a sus necesidades, ya sea un vehículo de lujo solicitado para una reunión de trabajo o un deportivo para un momento de ocio, dejando así a un lado el precio del seguro, del mantenimiento y las reparaciones.
Pese al éxito de la idea en países del norte de Europa, donde existen buenas infraestructuras de transporte público y la sensibilidad medioambiental está muy pronunciada, distintos expertos del sector ya han manifestado su incredulidad ante una futura implantación masiva de esta modalidad de propiedad en el mercado.
Pese a ello, países del sur de Europa, Asia y Norteamérica son vistos como los próximos candidatos a experimentar lo que de momento no deja de ser una tendencia aislada.