Finalmente, las dunas y Mauritania han terminado con las esperanzas del equipo Volkswagen. Ayer, la etapa 9 entre Tichit y Nema, supuso la debacle de los Touareg. Primero, el líder de la general Giniel De Villiers veía como se incendiaba el turbo del Race Touareg VW número 301, justo delante de la Roca de los Elefantes, y con él sus aspiraciones de ganar la carrera y llegar a Dakar.
Despúes, Carlos Sainz, que se había permitido el lujo de liderar la prueba antes del CP1, sentía de nuevo la mano de la fatalidad, quedando detenido a unos 50 kilómetros del CP2 por una avería electrónica, que le mantenían en el desierto durante horas, haciendo que llegará a la meta con un retraso de más de seis horas.
La criba de la exigente etapa maratón no ha hecho otra cosa que beneficiar a los Mitsubishi. Todos esperaban su ataque, pero al final han sido las desgracias mecánicas de sus rivales las que les han aupado al liderato de la clsificación.
Stéphane Peterhansel, que también sufrió un problema con el embrague, ya comanda la clasificación general tras terminar tercero la etapa. Su compañero de equipo Luc Alphand terminó en segunda posición (también lo es en la general). Peleó hasta el final con el también francés Jean-Louis Schlesser, que a los mandos de su buggy lo superó por 13 segundos, y que espera agazapado un falló de los bólidos rojos.
La esperanza española se concreta ahora en la categoría de motos, que sigue liderada por Marc Coma, que marcha regular aunque mirando con el rabillo del ojo la caja de cambios de su KTM 690, el mismo mal del que ya han sido presa Esteve y Despres.
En camión, Wulfert Van Ginkel se impone por primera vez en una especial del Dakar. El neerlandés, al volante de su GINAF, adelanta a su compatriota Hans Stacey en más de 12’, que a pesar de ello sigue líder de la general. En cuanto al IVECO 550 de Calzi y Navarro, acabó en el puesto 33 a 03:55 del ganador, lo que le coleca en el puesto 31 de la general, acumulando ya 23 horas de retraso frente al lider de la clasificación.
Despúes, Carlos Sainz, que se había permitido el lujo de liderar la prueba antes del CP1, sentía de nuevo la mano de la fatalidad, quedando detenido a unos 50 kilómetros del CP2 por una avería electrónica, que le mantenían en el desierto durante horas, haciendo que llegará a la meta con un retraso de más de seis horas.
La criba de la exigente etapa maratón no ha hecho otra cosa que beneficiar a los Mitsubishi. Todos esperaban su ataque, pero al final han sido las desgracias mecánicas de sus rivales las que les han aupado al liderato de la clsificación.
Stéphane Peterhansel, que también sufrió un problema con el embrague, ya comanda la clasificación general tras terminar tercero la etapa. Su compañero de equipo Luc Alphand terminó en segunda posición (también lo es en la general). Peleó hasta el final con el también francés Jean-Louis Schlesser, que a los mandos de su buggy lo superó por 13 segundos, y que espera agazapado un falló de los bólidos rojos.
La esperanza española se concreta ahora en la categoría de motos, que sigue liderada por Marc Coma, que marcha regular aunque mirando con el rabillo del ojo la caja de cambios de su KTM 690, el mismo mal del que ya han sido presa Esteve y Despres.
En camión, Wulfert Van Ginkel se impone por primera vez en una especial del Dakar. El neerlandés, al volante de su GINAF, adelanta a su compatriota Hans Stacey en más de 12’, que a pesar de ello sigue líder de la general. En cuanto al IVECO 550 de Calzi y Navarro, acabó en el puesto 33 a 03:55 del ganador, lo que le coleca en el puesto 31 de la general, acumulando ya 23 horas de retraso frente al lider de la clasificación.