Las principales razones por las también se deterioran tan rápidamente los limpias, además de la acumulación de agua, se centra en la cantidad de insectos, suciedad y barro a eliminar. Hay que tener en cuenta que un limpiaparabrisas, antes de ser retirado, realiza cerca de medio millón de barridos, el equivalente a 800 kilómetros. El deterioro de una escobilla en un año equivale a una pérdida de agudeza visual de dos a tres décimas. Más alarmante es la consecuencia de conducir un coche con un limpia en mal estado: la pérdida de visibilidad alcanza entre un 20% al 30%.
Conviene recordar la necesidad de cambiar los parabrisas del coche una vez al año por lo menos, y no, como rezan las estadísticas, una vez cada cuatro años en España. El mejor momento para sustituir estos brazos de caucho es el otoño, antes de la llegada del invierno y de las fuertes lluvias, aunque depende de cada comunidad y del uso que se dé al vehículo. En las zonas donde las condiciones atmosféricas sean muy adversas (donde nieve o granice mucho, etc.) se deberán revisar los limpias cada seis meses y valorar su sustitución por otros nuevos. La mayoría de los conductores aseguran que es uno de los componentes que más pasan desapercibidos, -mientras se muevan sirven-, opinan. Sin embargo, hay que fijarse en los 'avisos indirectos' que los propios limpiaparabrisas emiten:
Ruidos chirriantes. Si las lunas están limpias y las escobillas hacen ruido es la prueba evidente de que los limpiaparabrisas están gastados.
Falta de uniformidad. Otra de las señales inequívocas de que ha llegado la hora de sustituir los limpiaparabrisas es que su barrido no es uniforme, limpiando bien sólo en algunas zonas y sin quitar la suciedad.