El presidente de EEUU, George W. Bush, volvió a lanzar un alegato a favor de los automóviles impulsados por hidrógeno durante la visita a una estación de servicio de Washington que cuenta con un surtidor de hidrógeno, y que sirve para repostar a un pequeño grupo de vehículos experimentales destinado a hacer demostraciones entre los poderes públicos estadounidenses. "El hidrógeno es el futuro. Somos demasiado dependientes de fuentes extranjeras de energía", declaró Bush.
El mandatario reconoció que debido al actual precio del hidrógeno, dos veces mayor que el de la gasolina, hará falta "un tiempo considerable" hasta que ese combustible llegue a un precio razonable. Los principales fabricantes de automóviles están desarrollando vehículos impulsados con hidrógeno como combustible, aunque la producción del carburante a gran escala y el desarrollo de sistemas de distribución retrasarán su salida al mercado entre una y dos décadas.
Un proyecto de ley de energía que promueve la Casa Blanca lleva cuatro años atascado en el Senado, donde la oposición demócrata ha conseguido bloquearlo debido a que considera que ofrece demasiadas prebendas a las empresas del sector y se centra más en el aumento de la producción que en el ahorro. La Cámara de Representantes aprobó en abril una nueva versión, y el Gobierno está presionando para que el Senado haga lo propio en las próximas semanas, según informa EFE.
El mandatario reconoció que debido al actual precio del hidrógeno, dos veces mayor que el de la gasolina, hará falta "un tiempo considerable" hasta que ese combustible llegue a un precio razonable. Los principales fabricantes de automóviles están desarrollando vehículos impulsados con hidrógeno como combustible, aunque la producción del carburante a gran escala y el desarrollo de sistemas de distribución retrasarán su salida al mercado entre una y dos décadas.
Un proyecto de ley de energía que promueve la Casa Blanca lleva cuatro años atascado en el Senado, donde la oposición demócrata ha conseguido bloquearlo debido a que considera que ofrece demasiadas prebendas a las empresas del sector y se centra más en el aumento de la producción que en el ahorro. La Cámara de Representantes aprobó en abril una nueva versión, y el Gobierno está presionando para que el Senado haga lo propio en las próximas semanas, según informa EFE.