Cada día fallecen en el mundo 4.100 automovilistas o peatones y 150 mil ingresan en hospitales por la misma causa Sólo el 4,5 por ciento de los accidentes tienen como origen claro un fallo mecánico
El automóvil ha matado en los últimos cien años a más seres humanos que las peores epidemias de toda la historia. Unos 45 millones de personas han fallecido en accidentes de tráfico y 4.100 se unen cada día a esa luctuosa cifra, según manifestó ayer el catedrático de Seguridad Vial Luis Montoro durante su intervención ayer en la Jornada sobre Seguridad Vial, organizada por la Asociación Española de Renting de Vehículos con motivo de la celebración de su décimo aniversario.
En una interesante ponencia, Montoro incidió en la pasividad general ante los datos aportados: "Nos preocupamos de la gripe aviar y pasamos por alto unas cifras que son verdaderamente llamativas. Si nos referimos al coste económico de los accidentes, en los últimos diez años nos han costado a los españoles 160 mil millones de euros, es decir, unas 600 mil antiguas pesetas a cada uno".
El experto en seguridad vial denunció que, con vehículos más seguros y mejor preparados, sigue creciendo el número de accidentes, cuya primer causa sigue siendo el factor humano. Según el Indiana Travel Studio, al menos un 73 por ciento (datos comprobados) y hasta un 93 por ciento (datos probables) se deben a dicho factor. Los fallos mecánicos representan entre un 4,5 y un 13 por ciento de las causas de accidentes. El resto se debe a otros factores.
Montoro señaló también que la existencia de sistemas de seguridad tan sofisticados como algunos de los actuales representan un arma de doble filo. "Hay que analizar el impacto en los conductores. Si no se forma y se informa adecuadamente sobre las mejores en seguridad activa y pasiva, pueden tener un efecto contrario en sus objetivos. Con mayor sensación de seguridad se asume mayor nivel de riesgos".
El catedrático resumió algunas de las conclusiones realizadas en un estudio sobre comportamiento de los conductores, realizado en el trayecto Valencia-Tarragona con un grupo de conductores. Así, por ejemplo, señaló la incidencia del firme de la carretera en el automovilista: algunos tipos de terreno "adormecen" al que conduce, mientras que otros activan su cerebro. Mostró asimismo que, a partir de las dos horas y media de conducción ininterrumpida, el cerebro empieza a mostrar problemas graves de fatiga que los estimulantes como las bebidas de cola y el café sólo logran enmascarar.
La negativa influencia en la seguridad vial del móvil también llamó la atención del auditorio. Tal circunstancia afecta no sólo a los conductores, sino también a los peatones que hablan o ponen mensajes mientras cruzan las calles.
El automóvil ha matado en los últimos cien años a más seres humanos que las peores epidemias de toda la historia. Unos 45 millones de personas han fallecido en accidentes de tráfico y 4.100 se unen cada día a esa luctuosa cifra, según manifestó ayer el catedrático de Seguridad Vial Luis Montoro durante su intervención ayer en la Jornada sobre Seguridad Vial, organizada por la Asociación Española de Renting de Vehículos con motivo de la celebración de su décimo aniversario.
En una interesante ponencia, Montoro incidió en la pasividad general ante los datos aportados: "Nos preocupamos de la gripe aviar y pasamos por alto unas cifras que son verdaderamente llamativas. Si nos referimos al coste económico de los accidentes, en los últimos diez años nos han costado a los españoles 160 mil millones de euros, es decir, unas 600 mil antiguas pesetas a cada uno".
El experto en seguridad vial denunció que, con vehículos más seguros y mejor preparados, sigue creciendo el número de accidentes, cuya primer causa sigue siendo el factor humano. Según el Indiana Travel Studio, al menos un 73 por ciento (datos comprobados) y hasta un 93 por ciento (datos probables) se deben a dicho factor. Los fallos mecánicos representan entre un 4,5 y un 13 por ciento de las causas de accidentes. El resto se debe a otros factores.
Montoro señaló también que la existencia de sistemas de seguridad tan sofisticados como algunos de los actuales representan un arma de doble filo. "Hay que analizar el impacto en los conductores. Si no se forma y se informa adecuadamente sobre las mejores en seguridad activa y pasiva, pueden tener un efecto contrario en sus objetivos. Con mayor sensación de seguridad se asume mayor nivel de riesgos".
El catedrático resumió algunas de las conclusiones realizadas en un estudio sobre comportamiento de los conductores, realizado en el trayecto Valencia-Tarragona con un grupo de conductores. Así, por ejemplo, señaló la incidencia del firme de la carretera en el automovilista: algunos tipos de terreno "adormecen" al que conduce, mientras que otros activan su cerebro. Mostró asimismo que, a partir de las dos horas y media de conducción ininterrumpida, el cerebro empieza a mostrar problemas graves de fatiga que los estimulantes como las bebidas de cola y el café sólo logran enmascarar.
La negativa influencia en la seguridad vial del móvil también llamó la atención del auditorio. Tal circunstancia afecta no sólo a los conductores, sino también a los peatones que hablan o ponen mensajes mientras cruzan las calles.